Publicado originalmente el 10 de abril de 2015
Muchos hemos sido los que hemos puesto el grito en el cielo por la celebración de la «Feria de Abril» en Las Palmas de Gran Canaria con fondos del Ayuntamiento capitalino, ergo, con «los dineros» que tú y yo pagamos cada año a través de nuestros impuestos (y perdonen que lo ponga en plural a pesar de las reglas académicas del español).
No sé si esa presión ha desatado en que en este año 2015 no se celebre la «Feria de Abril» sino la «Noche Bohemia Flamenca de Schamann». Y si les soy sincero, no sé lo que es peor; los conceptos «flamenca» y «Schamann» en una misma frase auguran gastroenteritis con cólico agudo. Quizá se deba a que no hay tanto dinero y en esta ocasión, este esperpento ⎯insisto que con dinero público de los palmenses⎯ dure, por desgracia o fortuna, tan sólo dos días.
Y la pregunta es: ¿Por qué? ¿Por qué pasan cosas como estas en Las Palmas de Gran Canaria? O mejor dicho, ¿por qué no deben pasar? En primer lugar, hay que tener un respeto por los sevillanos, que son los depositarios de esta tradición con sus miserias elitistas, que allá ellos. En segundo, porque no puede ser que con dinero público canario se pague por la celebración de un acto ajeno a nuestro folklore, y lo que es peor, en detrimento de la inversión de esos fondos en nuestras fiestas y manifestaciones culturales.
Pero en Canarias los argumentos sólidos no nos entran por la concretera. No. Y para ello, se requiere siempre de ejemplos, normalmente viscerales, para que así todo el mundo lo pueda entender. Pues nada, allá vamos: ¿Se imaginan que en Sevilla, su Ayuntamiento usa fondos públicos para organizar una romería a la Virgen del Pino con parrandas y bocadillos de chorizo de Teror por todo el barrio de Triana? ¿Y se imaginan que su alcalde designa a esa fiesta extraña para los sevillanos como la segunda más importante de cita ciudad? (Cardona dixit en el caso nuestro.)
¿Qué barbaridad, no? ¿A quién se le puede ocurrir esta locura? ¿Verdad que es obvio que no puede ser? Pues denle la vuelta y ya lo tienen.
Porque nos merecemos tener sentido y dignidad, cuando en las fiestas de tu barrio pidas dinero para llevar a cabo cualquier acto folclórico y desde el Ayuntamiento te digan que no hay, coge un traje de faralaes y estámpaselo, en sentido figurado, al político en la cara.
Y no hace falta que te indignes. Simplemente, hazlo.