
Publicado originalmente el 19 de octubre de 2015
Vamos a dejarnos de eufemismos: la feria andaluza de Teror, igual que la feria de abril de Las Palmas o de La Laguna, igual que la doma vaquera en Schamann, hiede a rancio que tumba. Despide un olor a viejo alarmante y tiene un aspecto acartonado que recuerda a aquellas imágenes ominosas en blanco y negro del No Do.
El franquismo redujo la rica cultura andaluza a un pastiche de faralaes, tonadilleras, señoritos a caballo, lunares y sevillanas, que después propagó y obligó a tragar en todos lados como la quintaesencia de lo español. El estereotipo era omnipresente, desde las latas de aceitunas hasta las películas, la radio y posteriormente la tele, pasando por carteles, postales y campañas de promoción turística. Aquel tópico se impuso a machamartillo en el interior y se vendió como imagen de marca en el exterior. Nada importaba que la cultura del lugar fuera otra, esa quedaba sepultada, a menudo despreciada y pisoteada. Ser español era aquello y se acabó, y había que tragárselo calladito y contento, sin ponerse contestón.
Menos mal que aquellos tiempos oscuros fueron quedando atrás, y ya hoy nadie tiene que tragarse callado ningún refrito interesado que le quieran imponer. En teoría por lo menos. Por eso sorprende, alarma y preocupa el retorno al pasado que se monta a estas alturas el Ayuntamiento de Teror, entre varios otros; aquel pasado cuya losa nadie quiere volver a arrastrar, y que tan bien encarna el pastiche de lo «andaluz» con el que tanto castigó la cultura el franquismo, empezando por la andaluza. Porque la idea de la corporación terorense no era dar a conocer la rica cultura de Andalucía en todas sus facetas. Vean el programa de actos: sevillanas, caballos, calesas, misas rocieras… El mismo tópico empobrecedor y opresivo que nos servía el franquismo.
Comprendo y comparto los esfuerzos de la alcaldesa y su equipo por dinamizar el municipio y por atraer actividad económica. «Luchar por la tierra«, «luchar por los tuyos«, al decir de la alcaldesa (o de quien le escribe los textos). Muy bien. Y para luchar por la tierra y los tuyos, ¿no se les ocurre sino disfrazar el pueblo a lo Bienvenido Míster Marshall? ¿Ponerse en ridículo con una fiesta descontextualizada, con reminiscencias de épocas retrógradas, de amargo recuerdo? ¿Esa es toda la inventiva y creatividad del Ayuntamiento? ¿Eso es lo que tienen que ofrecer a la cultura y el desarrollo en Teror?
En Canarias no hay ni arraigo, ni seguimiento, ni relación especial, ni contexto que encuadre o justifique feria andaluza de ningún tipo, más allá de las que quieran organizar los andaluces por su cuenta, que muy bien. Porque una cosa es que una comunidad como cualquier otra celebre en Canarias su fiesta y lo haga de manera abierta y participativa, en sociedad, tal y como ya lo hacen las asociaciones andaluzas. Faltaría más. Pero otra cosa muy distinta es que los consistorios pierdan el tino y pongan perras una semana entera para que nos infesten de “fiestas” irrelevantes a las que van cuatro, encima con un tufo innegable a épocas, digamos, menos felices.
Me pregunto a qué viene ahora tanta “nostalgia”, tanta querencia por lo «andaluz«, que aquí en Canarias ni pincha ni corta. Me pregunto qué tendrán la Asociación Cultural Feria de Abril de Las Palmas, la Hermandad del Rocío y la Asociación Canaria de Criadores de Caballo Español, que tanta puerta les abren y tanta ayuda reciben, al revés que otros. Para ellos no hay crisis, por lo que se ve. Para otros, sí. Me pregunto si, hoy igual que antes, no será que detrás de lo «andaluz» están los españoleros recalcitrantes de siempre, los de misal y desfile castrense, los de Santiago y cierra España, los de pisotear todo lo nuestro para embutirnos todo lo suyo. Los nostálgicos del No Do. Y el Ayuntamiento, prestándose.