La política está en crisis. Los postulados más conservadores avanzan y ya todo lo que no sea conservadurismo, esencia y liberalismo, pasa a ser comunismo. De la noche a la mañana todo lo que huele a socialdemocracia se convirtió en comunismo. «Comunismo o libertad», dicen los más recalcitrantes defensores de una libertad que solo los contempla a ellas y ellos. El comunismo va desde el PSOE hasta Podemos, pasando por Más Madrid, EH Bildu, ERC o la CUP. Una suerte de corrrelación que solo está en la cabeza de los valedores y de la posverdad reinante.
Diría que el PSOE ganó las elecciones a nivel estatal (y como efecto dominó en Canarias) gracias a la corriente anti Vox que las personas demócratas abrazaron. Podemos no se percibió como probable ganador y volvió a aparecer aquel voto útil que ya se esgrimió en 2004. Donde residen los nacionalismos más fuertes, País Vasco o Galicia, el nacionalismo más progresista ganó impulso y sepultó en buena parte a Podemos. Cataluña es un caso aparte, donde las últimas elecciones, planteadas casi como una guerra entre unionistas e independistas, volvió a dar la victoria a las fuerzas independentistas, con ventaja en esta ocasión para Esquerra Republicana de Cataluña.
Eso en el lado más progresista. En el lado conservador del tablero, la división, casi por primera vez en su historia, les costó cara. Vox ocupando el espacio de la extrema derecha populista que ve en la crisis social actual una oportunidad para soltar su veneno. El Partido Popular debatiéndose entre si seguir la línea dura, para arañar votos a Vox, u ocupar un centro político, que es donde se juegan las victorias, a tenor de la tradición electoral. Ciudadanos, en riesgo de desaparición, intentando dejar a la derecha preferida por un pactismo de centro con el PSOE, deseado por buena parte del establishment político-mediático. Sin embargo, en el lado de sus socios predilectos, le recuerdan que el PSOE llega a acuerdos con Podemos, EH Bildu o ERC. El PP ahora lo tiene todo en esa banda: tradición, radicalismo y unas gotas de centrismo. La corrupción no lo mina electoralmente.
En cualquier caso, con un análisis desapasionado, uno interpreta que el mandato de las urnas en 2019 para el Partido Socialista fue llegar a acuerdos mirando a su izquierda. Así se hizo y recibió críticas externas e internas. Empero la interpretación que extraigo de su victoria contundente y su forma de gestionar es que casi gobierna en solitario, reservando algunas áreas de gobierno muy guays pero poco decisorias a Podemos. El riesgo de quemarse por el camino en una situación tan difícil, sin embargo, está latente.
Desde la perspectiva de Podemos, su supervivencia (o no) era un pacto. En el lado del sí, porque había perdido fuelle. Hablamos de una formación que nació, al menos así se interpretó, para asaltar el poder y que poco a poco se ha ido difuminando hasta los discretos resultados de los últimos comicios. Tocar poder en coalición era la única forma de dejarse ver si estar en el gallinero del Congreso o el Parlamento. En el lado del no, porque se definió desde el principio como una opción diferente al PSOE y al bipartidismo en general. Pero el dedo del líder viró hacia la confluencia y a la «vía portuguesa».
Podemos, a pesar de las maniobras, es un muerto viviente. No consiguió asaltar el poder. Diría, salvo excepciones, que no ha conseguido generar una base social, aunque sí valoro algunos postulados que se han instalado en la sociedad (nunca sabremos si por su influencia o por el contrapeso con el PSOE). El personalismo lo mató internamente. Sí, las cloacas influyeron, por supuesto, pero no se puede aludir a una sola razón para explicar una caída tan brusca. Mucha gente salió quemada del dedo del líder, que ahora sirve para quitarse de en medio en el Gobierno del Estado para colocarse como líder omnipotente para presidir la Comunidad de Madrid.
El movimiento de Iglesias lo califican algunos (la mayoría aduladores) como una maniobra brillante. Dicen que se vuelve a poner en el mapa y que obliga a Más Madrid a posicionarse. Lo cierto es que Más Madrid tiene mayor apoyo electoral que Podemos y decidió no aceptar un candidato impuesto. ¿Qué hubiera pasado si Más Madrid hubiera puesto a Errejón y planteara lo mismo a Podemos? Nunca lo sabremos, pero imagino algunos escenarios. En todo caso, Más Madrid, como partido diferente, no aceptó la jugada y veremos si les castiga las urnas o no.
En resumen, la situación es la siguiente. La izquierda vuelve a presentarse dividida en una situación de extrema polarización y vulnerabilidad social. ¿Quién es el culpable? No lo sé, pero ahí está la evidencia. Lo cierto es que tampoco se puede alabar que esté con la gente en un momento de crisis social tan brutal. Muchas infografías en redes para presuntamente demostrar que la gestión está siendo más social, pero a la hora de la verdad muchas ayudas de emergencia están en la gaveta y se llama a una resignación impropia de lo que la ciudadanía votó, tanto en Canarias como en el Estado. Entretando, el líder de Podemos se entretiene jugando al ajedrez político.
El gran ganador, en esencia, es la derecha, que me arriesgaría a presentar como ganador en Madrid. Me atrevo a afirmar que Vox por el momento no puede ganar las mayorías (por suerte). La gente, como decía antes, busca opciones más centradas para labores de gobierno. El PSOE se está quemando y se quemará más en tareas de gobierno en una situación tan compleja. De Podemos solo podemos afirmar que su líder sigue marcando los designios de los lilas y, aunque lo tiñan de estrategias súper inteligentes, la realidad es que cada día cae más.
Yo veo un posible ganador y vuela en gaviota. No hablo de Madrid. Hablo del Estado y de Canarias, con el permiso del nacionalismo canario… o con su colaboración. ¿Qué le puede perjudicar? Está claro que nuevos casos de corrupción no, salvo que sean muy bestias. En todo caso les puede frenar la incompetencia de sus dirigentes en algún momento. Y la izquierda buscando su camino y viéndolas venir. Igual que el nacionalismo canario popular, por cierto, sin hoja de ruta clara… La política está en crisis y la sociedad civil está mirando, al menos en Canarias, como vienen dadas.