Danuta Danielsson. Así se llama la conocida como la mujer del bolso, la que aparece en esta foto de Hans Runesson. El 13 de abril de 1985 el partido nazi Nordic Reich recorría las calles de la ciudad sueca de Växjö. Danielsson, polaco-judía, hija de una superviviente de un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, no pudo reprimirse y golpeó con su bolso a Seppo Seluska, posteriormente condenado por torturar y asesinar a un homosexual judío. La viral instantánea fue publicada al día siguiente por el Dagens Nyheter, el mayor diario sueco, y varias rotativas británicas. Danuta Danielsson se convirtió en un símbolo antifascista, pero no estuvo exenta de amenazas. Finalmente acabó suicidándose, pero la mujer ya se había convertido en un símbolo. La imagen fue elegida como la imagen sueca de 1985 y posteriormente como imagen del siglo. El partido de Seluska desapareció en 2009 y nunca tuvo un gran seguimiento. La formación populista cercana al fascismo, Demócratas de Suecia, consiguió un 12,9% de seguimiento en las recientes elecciones suecas, siendo la tercera formación más votada.
Mucho se ha hablado y escrito en los últimos meses sobre los restos del dictador Francisco Franco, un extraño caso en el que un caudillo tiránico muere en su cama y es despedido en un funeral de Estado. Hablar del franquismo, del gobierno autoritario, es hablar de sus innumerables víctimas. Como Octavio García. Octavio García murió el pasado 20 de agosto. García nació en 1931, poco antes de la Guerra Civil española. En 1953 fue encarcelado y llevado a Tefía (Fuerteventura), una colonia agrícola, como así la llamaba el Régimen, que se encargaba de «curar» la homosexualidad. En Tefía fue sometido a todo tipo de vejaciones. Trabajos forzados, por ejemplo llevar piedras de un lado a otro sin sentido, palizas, alimentación deficiente, comían una vez al día y comida casi imposible de digerir, duchas de agua fría cuando les dejaban ducharse, muchas veces el agua la cortaban en mitad de la ducha, cuando estaban enjabonados y así se tenían que quedar y bebían agua salobre.
García tuvo la valentía de contar en vida su experiencia y su testimonio fue vital, junto al de otras personas recluidas, para que se les concediera una mísera indemnización de poco más de 12.000 euros. El período medio de estancia era de tres años. Octavio pasó allí 16 meses porque había estudiado en colegios religiosos y ofrecía clases de religión a los reclusos. Su año de ingreso fue en 1953, ya con el franquismo en fase de mascarada internacional. La dictadura usaba la Ley de Vagos y Maleantes para atacar la orientación sexual o el simple aspecto afeminado de un hombre. Muchos de los reclusos se casaron y tuvieron hijos tras la experiencia para que nunca más los molestaran. El fascismo ataca al que considera diferente, al que no cumple los cánones arbitrariamente establecidos, siempre con preeminencia de la masculinidad, la testosterona y con la primacía de raza u origen. El franquismo también lo hizo, el fascismo también actuó en Canarias contra los reprimidos en Tefía, en tantos otros campos de concentración y con tantas víctimas fusiladas o arrojadas a pozos y simas.
Franco salió de Gran Canaria el 18 de julio de 1936 en el Dragón Rapide, el avión que lo trasladó a la Península Ibérica para el Golpe de Estado, previo paso por el continente africano para hacerse con el mando de las divisiones allí establecidas. Después de esa fecha, lo que conocemos, las muertes, la represión, los alcaldes asesinados, el nacionalcatolicismo, el miedo, la injusticia, todo ello también muy vivamente en Canarias, pese a que parte de la educación, al menos en mi época, siga insistiendo en que Canarias casi no hubo guerra. Las víctimas, tanto mortales como morales, son cuantiosas, entre ellas Octavio García. El fascismo es una teoría política antihumana, que odia todo lo diferente y que tiene como elemento central la violencia. Por eso el fascismo no se puede tolerar. Con la exhumación de los restos del dictador, muchas caretas han caído. Un runrún pide que no se revuelva la historia, como si la contienda hubiera sido empatada en algún momento, después de una Transición pactista y que silenció a las víctimas, como los encarcelados en Tefía. Los fascistas siguen levantando la pezuña en el Valle de los Caídos, algunos ignorantes, y perdonen la expresión, siguen ofendidos porque el dictador que derramó tanta sangre y sufrimiento, sea expulsado del mausoleo que se construyó para él y sus muertos y la derecha sigue jugando a la connivencia con el franquismo. Dejando de lado los desmanes de Carmen Luisa Castro, una alcaldesa que Güímar no se merece, lo preocupante es que el presidente de todos los canarios, Fernando Clavijo, sea tan insensible de calificar de «cortina de humo» la medida de expulsar a Franco del Valle de los Caídos. Clavijo se expresó en los mismos términos de Pablo Casado, el líder del PP. La afirmación de Clavijo es una falta de respeto a Octavio García y a todas las personas que sufrieron el fascismo de raigambre ibérica en Canarias.