Fernando Clavijo volvió a ser tajante en cuanto a la tasa turística: “no vamos a implantar una tasa turística en este mandato”. Así lo aclaró en el Fórum Europa de Nueva Economía Fórum, en el que participó este martes en Madrid. La intervención del Presidente fue productiva, ya que también le dio tiempo de dar ánimos a su amigo Soria en estos difíciles momentos, declarando que sus actividades en paraísos fiscales pertenecen a la «esfera privada», rechazar de plano una consulta secesionista «a la catalana» porque Coalición Canaria se encuentra «cómodo» dentro del Estado español y augurar una fuga de empresarios si Podemos aplicara su programa económico en el Estado. Siguiendo con la cuestión de la tasa turística, la sentencia dura unos segundos, los suficientes como para que los hoteleros allí presentes, en el lugar a donde se van buena parte de los ingresos del negocio turístico en Canarias, respiren hondo y piensen «este es el Presidente que queremos en Canarias, el que nos mantiene el bisne en el negocio turístico».
Porque el hecho de que el hombre con tareas ejecutivas en Canarias rechace esta medida, propicia que ellos puedan competir en precios sin el correspondiente impuesto. El dinero que un turista deja en Canarias, que solo pone el terreno, se lo reparte el turoperador, el hotel y la compañía aérea. Ni por el lado público ni por el privado (la mayoría de las empresas turísticas son extranjeras), Canarias recibe un duro, más allá de impuestos, de lo que se genera en su tierra. Bueno sí, una serie de puestos de trabajo cada vez más devaluados salarialmente. El partido que más se ha empeñado en la implantación de este impuesto es Nueva Canarias. Dicha formación ha presentado varias veces una proposición de ley para la incorporación de este pago turístico, la última vez en el punto 6.3 de su enmienda a la totalidad de los Presupuestos de 2016.
En el debate presupuestario de noviembre del año pasado, Nueva Canarias cuantificó en más de 100 millones de euros la recaudación que proporcionaría a las arcas públicas. Apoyaron la iniciativa Podemos y los sindicatos CC.OO. y UGT. Según esta propuesta, el pago por noche y visitante mayor de 14 años y no residente, oscilaría entre los 0,50 y 1,50 euros, dependiendo de la calidad del establecimiento. La tasa serviría para mejorar las infraestructuras turísticas y para promocionar un turismo sostenible. Pese a ello, la iniciativa no fue debatida, pero ha sido recurrentemente rechazada por Coalición Canaria y el Ejecutivo, tanto monta, monta tanto.
¿Cuáles son los argumentos que defienden desde el partido en el Gobierno? José Miguel Barragán explicó la postura del partido en marzo de 2015 en sede parlamentaria. En primera instancia, considera que los turoperadores podrían cambiar el destino si se les impone la tasa. “Ellos no solo están pensando en Canarias, se dedican a la turoperación internacional. En ese contexto, otros destinos pueden ser más atractivos para destinos de sol y playa, salvo que la situación geopolítica lo impida. Por lo tanto, la tasa turística podría reducir la llegada de turistas”, señala. “Canarias es de los destinos de sol y playa más caros, por lo que los hoteleros deben ajustar lo máximo posible los precios. Una implantación de la tasa turística limitaría la llegada de visitantes (…) Según el ISTAC la mayor parte de los turistas que llegan eligen Canarias por el precio, por lo que cualquier subida debilitaría el sector”, prosigue. En cuanto a las comparaciones, subraya que “los destinos que han implantado la tasa turística son destinos urbanos, los destinos de sol y playa tienen más incertidumbre”. Concluye asegurando que se podría gravar la fiscalidad en el sector turístico pero “ahora no es el momento”.
El tiempo ha ido desmintiendo las tesis de Barragán, que, curiosamente, coinciden mucho con las de los hoteleros. En primer lugar, el turismo aumentó en torno a un 20% en Cataluña tras la implantación de la tasa turística. En segundo lugar, en Baleares, que es un destino similar a Canarias, se empieza a cobrar la tasa turística el 1 de julio. La tasa es de entre 0,25 y 2 euros. En tercer lugar, otro destino cuya línea de costa podría competir con Canarias, como es la Comunidad Valenciana, baraja establecerla a partir de 2017. Sorpresivamente, entiendan el tono irónico, los empresarios del lugar han calificado la medida de «tontería». Con todas estas evidencias encima de la mesa, la reticencia del Gobierno canario a este impuesto con argumentos fácilmente revocables tiene un tufo claro a seguidismo de la voluntad de los hoteleros, los poderosos que mandan en el negocio turístico en Canarias. Clavijo volvió a decirles: «tranquilos chiquillos».