El gobierno del buen rollito y la mochila no se tiene en pie. Dicen que lo que mal empieza, mal acaba y desearíamos que no fuera así porque siempre la peor parte se la lleva nuestro sufrido pueblo. Como si no tuviera poco con las listas de espera, los niveles de desempleo, las tasas de fracaso escolar, la depauperación de los servicios sociales, la cesta de compra más cara del Estado, los salarios más bajos… Pero como a perro flaco todo son pulgas, nos nacen dos salvadores de la patria en forma de PP canario, el de Soria hasta el otro día, y Casimiro Curbelo, famoso por hacer de La Gomera una isla sumida en el atraso y el peso muerto de la subvención.
Comprenderán nuestros lectores que, con semejante panorama, no podemos ser optimistas. El PSOE no puede disimular que ha querido ser comparsa de todo lo anterior descrito. Ni en la oposición ni en el gobierno han tenido ningún crédito. Nueva Canarias, sola no puede. Podemos, ¿cuál de ellos? pues no deja de ser una pelea, constante, con malas artes, de varios sectores muy mal avenidos entre ellos. La nueva política resultó ser demasiado vieja.
No obstante, aunque no estemos especialmente esperanzados por los acontecimientos, no queremos caer en la desesperanza. Creemos que nuestra sociedad, en ocasiones tan graves como la actual, ha sabido demostrar que contiene energías para resistir y salir adelante. Es lo que nos toca ahora. Lo volvimos a ver, por ejemplo, en las manifestaciones por la dignidad de la Sanidad en Fuerteventura. No hace tanto, en todo el país contra las prospecciones petrolíferas. También lo vemos en la aparición de nuevas opciones políticas de progreso y obediencia estrictamente canaria. Lo seguimos viendo en municipios empeñados en construir futuro, por ejemplo en el sureste grancanario, pero no sólo.
Somos capaces de alumbrar un nuevo camino ahora que tanto lo necesitamos. Dos condiciones son vitales: en primer lugar, unirnos, con proyecto de país, para no perdernos en luchas intestinas que nos desgastan y debilitan, condenándonos a la eterna dependencia; en segundo lugar, no cometer los errores del pasado, pues no hay mejor forma de obtener el mismo resultado que no alterar las condiciones del experimento. ¿Lo haremos?