Esta misma semana se cumplió otro aniversario, el 148, del nacimiento de Secundino Delgado, conocido como el padre del nacionalismo canario. La Asociación Secundino Centenario se encarga desde hace varios años de homenajear la figura del histórico dirigente. El acto que conmemora en Telde cada octubre el nacimiento de Secundino, ha contado con la colaboración de personas muy dignas, como Jorge Pulido en la organización, un incansable trabajador por la memoria de Delgado. Han desfilado por allí políticos nacionalistas de verdad, personajes de la cultura como Pepa Aurora, organizaciones juveniles y sociales o históricos luchadores por la identidad canaria. Sin embargo también en Telde se ha escuchado la voz de tránsfugas que ahora seguramente homenajearán al Cid Campeador, imputados, vendepatrias, miembros del cacicato y hasta algún borracho. Todo ello ha restado brillo al sentido recuerdo que hace cada año la Asociación, que con mil esfuerzos organiza un acto que no es fácil de convocar.
Decía Secundino Delgado: «Es verdad que todo conspira contra nosotros, desde la influencia de la nación que guarda las llaves de nuestros grillos, hasta la obcecación de hermanos nuestros, ya envilecidos por la sumisión y las cadenas; mas, cuanto mayores sean los obstáculos, más grande ha de ser la abnegación por dominarlos. ¿Qué importan los sacrificios si algún día llega a alumbrar nuestra Patria el Sol de la Libertad?». En ese evento también han acudido distintos miembros de Nueva Canarias, entre ellos algunos de los que hoy quieren pactar con el PSOE para las Elecciones Generales. Es lo que llama Delgado «la obcecación de los hermanos nuestros». Porque no se entiende que un partido nacionalista quiera ir en las listas junto con el partido que gobernaba el Estado hace apenas cuatro años, que inició los recortes y sobre todo, que es nacionalista, pero de otra nación.
Román Rodríguez justifica en su blog que NC integrará “un frente alternativo de progreso para acabar con el maltrato del PP a Canarias”. Cree que dicha alianza es una «oportunidad» para acabar con los recortes de la derecha del PP y sus “fieles seguidores” de Coalición Canaria, con quien recordamos pactó Nueva Canarias en los pasados comicios. Dice defender «Canarias y sus singularidades mediante la consecución de un nuevo estatuto político, el anclaje constitucional del Régimen Económico y Fiscal (REF) y un modelo de financiación autonómica mejorado, que nos ponga en la media del resto de los territorios del Estado». Por lo tanto, vemos otra contradicción, un nacionalismo cuyo tope es estar en la media del estado.
En definitiva, la alianza PSOE-NC la define Rodríguez como «un frente alternativo que acabe con la pérdida de los derechos laborales y de las libertades individuales, de los recortes que han provocado el deterioro de la sanidad, la educación y los servicios sociales y de aquellas políticas que han contribuido a agrandar las desigualdades sociales», con el mismo partido que gobierna en coalición en Canarias y el que gobernaba, reitero, hace cuatro años en el Estado. Toda una declaración de intenciones. El partido que ahora se pliega a los designios del PSOE es el mismo que en julio de 2013 acusó al PSOE de «sacrificar su ideología por estar en el Gobierno de Canarias». “El PSOE está tan desdibujado y falto de perfil que las políticas conservadoras y la gestión desarrollada por el Gobierno canario carece de diferencia alguna estén los socialistas o el PP en tareas gubernativas”, afirmó Carmelo Ramírez, miembro de la formación.
En palabras de militantes y ex militantes de Nueva Canarias, casi nadie levantará la voz ante esta decisión. Por principios hay muchos integrantes que están en contra, pero que siguen las pautas marcadas por la ejecutiva. Uno de los pocos (¿o el único?) que ha alzado la voz es el sociólogo José Carlos Martín. Martín asevera en un reciente artículo que “lo curioso del caso, si se admite por curiosidad los malabares, es que el presidente y portavoz de NC definía al mismo tiempo a ese mismo PSOE, futuro socio de alianza, como un sujeto político ‘humillado y subordinado a CC’, para añadir que ‘en la vida y en la política lo último que se puede perder es la dignidad’, en referencia a los dirigentes socialistas en Canarias”. El sociólogo nacionalista lanza una serie de preguntas:
“¿Por qué una Nueva Canarias sin dinero, con menos militancia y con muchísimo menos poder institucional se presentó en solitario en 2008 y casi consigue que Marino Alduán fuera diputado, ahora renuncia a esa opción, más coherente, más digna, más nacionalista y más de izquierdas?
¿Por qué una NC que en sus resoluciones congresuales últimas definía al PSOE como “cómplice de las políticas neoliberales aquí, en España y Europa”, es identificado ahora como de izquierdas cuando hasta sus propias bases electorales desertan masivamente hacia otras opciones más consecuentes, con un ideario de más democracia, más decente, más libre de connivencias con este capitalismo salvaje?
¿Qué queda de la obediencia canaria, de la ineficacia del sucursalismo, de la vergüenza que siempre significaron los anexos canarios en los programas? ¿Saldrán también Román Rodríguez y el presumible candidato Pedro Quevedo delante de esa enorme bandera española, tamaño Soria, con que el PSOE adorna ahora sus mítines?”
Secundino Delgado escribe en su poema «Mi patria»: “Y si hasta hoy no miraron/ tus hijos tu humillación,/ y ¡madre! a otra llamaron,/ no es que de ti se olvidaron:/ ¡fue la infame coacción!”. El sometimiento voluntario al PSOE por vaya usted a saber qué intereses, vuelve a poner de relieve la inmadurez política del nacionalismo canario. Cuando Nueva Canarias había obtenido el Cabildo de Gran Canaria con el candidato que más ha ilusionado a la población desde hace muchos años, cuando habían conseguido una línea de buena gestión municipal desde el nacionalismo progresista, cuando el camino parecía marcado, aparecieron los dichosos intereses. “Queríamos una nueva UPC, no una UPN”, es la rotunda conclusión de José Carlos Martín. Cuando se celebra el cumpleaños de Secundino Delgado, el nacionalismo vuelve a recular. Quizá visiten la escultura de Secundino Delgado en Telde, obra de Antonio Sánchez, para asegurarse que es solo eso: piedra y retórica.