No soy de los que van por ahí repartiendo carnets de nacionalista. Tengo una mirada amplia sobre el asunto y le concedo el beneficio de la duda a casi todo el mundo, lo cual no supone menoscabo alguno a mi independencia. Digo esto para curarme en salud puesto que otras veces que he escrito acerca de Nueva Canarias, no ha faltado quién ha aprovechado para tachar a sus dirigentes, militantes, simpatizantes, etc. de antinacionalistas o cosas peores. A mí, sin embargo, me gusta la claridad y la ausencia de ambigüedad con que Nueva Canarias se ha definido sobre el asunto en el II Congreso, celebrado este fin de semana en Las Palmas. Es de agradecer en un tiempo de voluntades tan volubles que Nueva Canarias se siga definiendo como una fuerza nacionalista, sin mayores ambages. A partir de aquí se podrá estar más o menos de acuerdo con según qué aspectos de su concepción del nacionalismo o, por supuesto, de su práctica política. El caso es que no mucho más se podrá decir de un congreso que se cierra sin disidencias ni mayores novedades. El liderazgo de Román Rodríguez es incuestionado; las líneas estratégicas de los últimos años, asumidas unánimemente por los compromisarios. Así las cosas, pareciera un disparate pensar en ningún tipo de acercamiento entre Coalición y Nueva Canarias. Sin embargo, yo no descartaría absolutamente nada de nada. Francisco Pomares da bastantes claves de ello en esta interesante columna en La Opinión acerca del futuro de Nueva Canarias y yo, vuelvo a repetirlo, le concedo el beneficio de la duda a casi todo el mundo. ¿Ustedes qué piensan?