Desde hace años y cada vez con más convicción y claridad voy viendo que para luchar contra la violencia en el deporte, en general, y en el deporte base, en particular, hay que ir a la raíz de problema y hacerlo sin prisa, pero sin pausa.
Siempre he defendido que todo lo concerniente a la violencia que ocurre alrededor de los eventos deportivos de cualquier modalidad no es parte del deporte, sino del problema que hay que erradicar alrededor del deporte.
Cuando me hablan de fútbol base, pienso en dos equipos de niñ@s ilusionad@s disfrutanto de su deporte favorito. Pienso en educación, en valores, en respeto, en trabajo en equipo, en el disfrute de las victorias y la aceptación de las derrotas como parte de la vida; y no en altercados en las gradas, ni en insultos a colegiados menores de edad que también intentan disfrutar, ni mucho menos en insultos de familiares (frustrados por lo que nunca fueron) a deportistas de equipos “rivales” que sólo quieren recuperar una pelota, marcar el gol que les dé la gloria ese fin de semana.
Antiviolencia o hipocresía, rezaba en mis palabras iniciales. En la tarde noche de ayer sábado y en la mañana de hoy domingo, y a raíz de la disputa de la Final de la Copa del Rey de Fútbol he escuchado las palabras respeto y antiviolencia en mil ocasiones.
Y ahora leo con indignación que la presidencia del Gobierno de España ha anunciado que, como consecuencia de la pitada acaecida en los prolegómenos de dicha final, se ha convocado para este lunes a la Comisión Estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, con el objetivo de «proceder a denunciar las actuaciones inconvenientes y, en su caso, proponer las sanciones que fueran procedentes, en aplicación de la vigente legislación, cuyos principios deben ser preservados».
Mi indignación, todo sea dicho de paso, nada tiene que ver con tintes políticos, ya que lo que aquí quiero plasmar tiene que ver únicamente con deporte y respeto en edades tempranas.
Es indignante tener que vivir una reacción tan inmediata y contundente y a tan algo nivel cuando el foco es una Final de la Copa del Rey de Fútbol entre dos equipos de primerísimo nivel y que, en cambio, cuando hablamos de situaciones que se viven a diario en el fútbol base y que sí que tienen que ver de forma directa con violencia, racismo, respeto, xenofobia, rabia, educación, no se haga absolutamente nada; o lo que es peor, se mire a un lado y se le haga caso únicamente cuando pasan a tener interés político o electoral.
Simplemente hipócrita, triste y de vergüenza. El día que viva una reacción tan repentina, contundente, convincente y que además sea desinteresada políticamente, en relación a la regeneración de los verdaderos valores en el deporte base, en ese momento y sólo en ese momento volveré a creer en esa clase política. En cambio mientras viva gestos absolutamente hipócritas e interesados, basados en los focos y los protagonismos y nunca en las pelea por recobrar la dignidad del deporte, conmigo que no cuenten.
Mientras seguiré luchando con mis humildes herramientas; entre otras, la de poder expresar mi opinión libremente.