Estoy aburrido de ver cada fin de semana cómo de una manera u otra, el deporte base sirve de escenario para que la violencia y la sinrazón tomen el protagonismo. Estoy hasta las narices de ver cómo gentuza decide ir a joder un espectáculo donde niños juegan con niños e intentan pasar uno de los ratos que más recordarán durante la semana; su partido del fin de semana. Estoy harto, hasta no saben dónde, de ver cómo personas adultas, que tienen la inmensa responsabilidad de dar ejemplo, educar y enseñar a niños (dígase padres, madres, entrenadores, familiares, prensa, etc.), no son conscientes del brutal ejemplo y la imagen que dejan de por vida en las retinas de criaturas que lo único que quieren y deben es pasar un muy buen rato jugando al deporte que les gusta. Estoy harto, triste, aburrido y decepcionado al ver cómo un deporte tan precioso, como es el fútbol, se transforma en vehículo de expresión de odio e incoherencia sin límite, por culpa de gente que no entiende la esencia ni de lo que es deporte, ni de lo que es deporte base, ni de lo que es fútbol, ni de lo que es juego, ni de lo que es infancia, ni de lo que es, en definitiva, la felicidad de unos niños que lo único que quieren es jugar al fútbol, ya sea con el balón en los pies o con un pito en sus manos, que al final es exactamente lo mismo; deporte.
Me gustaría que todo el/la que el fin de semana vaya a ver un partido de cualquier deporte base, piense en frío en lo que va a hacer y en lo que va a decir durante el partido. Si no va con la mentalidad de disfrutar de los chiquillos y animarlos (jugadores, árbitros y entrenadores….) que nos haga el favor al resto de quedarse en su casa y «disfrutar» de tantos y tantos momentos de pura violencia que seguro que tiene guardados como oro en paño, en forma de «películas favoritas» en su casa. Los que están en el campo son niños, adolescentes, personas y a lo que están dedicándose es a practicar deporte. ¿Cuándo lo van a entender?
Lo que he leído que le ha ocurrido hace unas semanas al joven colegiado Juan Ramón M. C. debe ser el último capítulo. Pongamos solución. Debemos parar esto. Es evidente que la solución no es fácil ni rápida, pero hay que empezar ya. Empezar algunos y otros a continuar, ya que me consta que muchos clubes lo tienen como línea a seguir. Hay que formar e informar a niñ@s y familiares de forma continua, temporada tras temporada, para que la norma de comportamiento en relación a este tema de un giro radical, porque sinceramente les digo, que lo que veo y lo que escucho no me gusta. No es mayoría, pero es semilla y no me gusta. Es una simple opinión, pero si no lo digo, reviento.