Colaboración
Esta semana se celebraron en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid las «Jornadas de Iluminación, Paisaje Nocturno en Conjuntos Históricos», un encuentro muy interesante del que salí más enamorada aún de esta profesión y con ganas de contar varias cosas.
Una es la importancia de crear una cultura de la luz en la sociedad. Las personas que no se dedican a este mundo, que son la mayoría, no suelen ver ni ser conscientes del papel de la luz, pero cuando una bióloga especializada da una conferencia de una hora donde expone uno tras otro estudios sobre la luz en personas, animales y otros seres vivos y te cuenta la importancia de ésta en la salud de la gente, en el bienestar, cómo la mala iluminación o las malas costumbres de las personas generan enfermedades importantes, cómo mueren especies de plantas por estar mal expuestas a la luz nocturna, etc. creo que tiene que ser un tema de interés general, así como lo es una buena alimentación o el ejercicio físico.
Otra cosa que me gustaría compartir es la poca cultura de la luz en las administraciones, que proyectan las ciudades sin poner el mínimo interés en la luz, que al fin y al cabo es lo que va a dar valor a esa obra en la que te gastaste millones de euros o que también pueden destrozar completamente cuando la luz artificial mal puesta se enciende. Muchas veces, las administraciones, por no dar valor al papel del Diseñador Independiente de Iluminación, dejan este trabajo a empresas de luminarias que hacen el negocio del siglo colocando muchas más luminarias de las necesarias en proyectos muy discutibles y sin tener en cuenta nada más que el bien de su empresa. Un ejemplo que nos mostró muy orgulloso un empleado de Philips fue la intervención que hicieron en el casco histórico de Ávila… ¡Qué horror! ¡Cómo se les vió el plumero! En el caso de Canarias, dudo mucho del grado de consciencia de la administración en este tema. No hablo de leyes pues contamos con la que protege el cielo de La Palma y algunas zonas de Tenerife gracias a la labor del Instituto Astrofísico de Canarias, sino ya de cara al ciudadano, al bienestar y al orgullo de vivir en un espacio sensible con su patrimonio. Tenemos La Laguna, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, que a veces no lo parece cuando tira sin remordimiento edificios históricos, o el mismo ejemplo de Candelaria y el horroroso Plan General que pinta el casco de muchísimos colores y coloca unos rótulos de acero en los comercios que nada dice de lo que es un pueblo costero y pesquero, o la misma caseta de madera que promociona el turismo del pueblo, como si estuviéramos en Suiza. Y también de cara al turismo, uno de los motores más importante de las islas, que se deja sus buenas perras y, al igual que nosotros, merece encontrar ciudades sensibles al patrimonio, a su cultura y tradiciones.
Es un tema que veo necesario difundir ya que de él no se habla nunca y tiene mucha importancia, no sólo para los apasionados de la luz.
Stefany Baute