
Estas contribuciones individuales estaban ayudando no solo a la creación de un centro de estudios sobre las relaciones entre Canarias y América, primero de su tipo fuera de Canarias, sino también a la consolidación y presentación de una disciplina de estudios que ya cuenta con instituciones fuera de nuestras fronteras; es decir, la disciplina de estudios Canarias-América, que contaba con órganos de difusión, los coloquios anuales con sus veinte tomos de actas, tesis doctorales en diferentes áreas de las Humanidades y las Ciencias Sociales, grupos de investigación universitarios, etcétera, y una de las muchas disciplinas a que puede dar lugar nuestro país. Gandhi, el microrrelato, las teologías heréticas de la Edad Media, la escritura impostada de mujeres, la importancia de islas en estrechos o la ciudad de Nueva York son objetos de conocimiento interdisciplinar o, igualmente pero de otra forma, disciplinas en sí mismas a las que cabe acercarse con diferentes enfoques. Canarias ha sido lastimera a la hora de convertirse en tema de reflexión, con estudiosos locales que, al mismo tiempo que la tratan, la descartan como tema serio de investigación no localista. Puede que eso esté llegando a su fin con la disciplina de las relaciones entre Canarias y América, y con una nueva institución que pueda hacerla visible, exponga sus normas y límites, y cree conocimiento autorizado, es decir: sentido común desde el que comenzar a construir conocimiento desde Canarias. Y la tiene en una de las cabezas del imperio. Queda, por último, saber qué rumbo queremos que tome y qué frutos queremos que de este conocimiento.
(continúa)