El fin de semana pasado (viernes 25 y sábado 26 de abril) tuvo lugar el que espero estén de acuerdo conmigo en denominar el acontecimiento intelectual más importante del año para Canarias: En el Hunter College de Nueva York –una universidad tan fuera de lo común que fue fundada en 1870 para albergar solo mujeres y hasta 1964 no admitió hombres– se celebró el I Congreso del Centro de Estudios Canarias-América (CECA) “Los límites del Atlántico: epistemologías insulares”. Durante las más de doce horas de presentaciones, preguntas, discusión y conversaciones personales se debatieron temas sobre la protagonista absoluta, la realidad canaria, enmarcados en la relativamente novedosa área de reflexión que trajo las preguntas y las propuestas a escena: los estudios transatlánticos –que no todo el mundo compartía y del que los ponentes canarios, al menos en la sesión del sábado (la única a la que pude asistir) resultaron ser los más críticos. Entre académicos en especialidades que miran hacia otras geografías, estuvieron en este evento canarios como Juan García Luján, Domingo Garí, Juan Manuel y Germán Santana Pérez (tan hermanos y tan distintos), A. José Farrujia de la Rosa, extranjeros estudiosos de nuestra realidad como Eyda Mérediz, además de doctorandos y estudiantes de grado.
Ahora, la pregunta que el lector debe estar masticando desde hace un buen rato es obvia: ¿por qué fue este el evento intelectual más importante del año?
(continúa)