
Da igual que REPSOL mienta descaradamente con respecto a las cifras de los posibles empleos que se crearían en Canarias de salir las prospecciones petrolíferas adelante. Da igual también que, a día de hoy, las posibilidades de encontrar tanto gas como petróleo en las dos bolsas que pincharía REPSOL, de poder hacerlo, sean remotas. Da igual, por supuesto, que se sepa que REPSOL es una multinacional y que tiene intereses propios, que no son precisamente los de apuntalar el desarrollo de Canarias. Da igual, por descarado que resulte, que dos ministros del actual Gobierno de España actúen prácticamente como auténticos testaferros de la petrolera antes que como garantes del interés general. Todo esto da igual porque siempre habrá algún demagogo que diga simplezas como “¿Con un 34% de paro y nos planteamos renunciar al petróleo?”.
En este caso ha sido el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, pero podría haber sido cualquier otro. Basta con tener mucha fe -para no necesitar sustentar los argumentos con datos- y una cara como un zapato. Máxime si es tu partido el que gobierna el Estado y viene batiendo récords de aumento del desempleo de lejos. O, si, para más inri, tu partido se opone a las prospecciones petrolíferas en la metrópoli, que eso es una cosa muy seria. Pero, da igual, lo que importa es soltar la boutade con cara muy seria, como de hombre de Estado, por encima del bien y del mal, alguien serio y no esos machangos del no a todo, que no comprenden que el petróleo es la energía del futuro. Que si no somos ricos es porque no queremos; que REPSOL nos va a solucionar todos los problemas a los canarios; que les hagamos caso a ellos que son los que saben. Que no hacen falta datos ni evidencias para permitir las prospecciones. Que a nosotros, como a ellos, nos debe bastar con la fe.