
La comisión de industria del Congreso de los Diputados rechazó ayer, 10 de abril, la Proposición no de Ley para la celebración de una consulta popular sobre las prospecciones petrolíferas en Canarias. La propuesta fue rechazada con los votos en contra de PP y UPyD (24 votos). Los votos a favor (15) vinieron de CC-NC, PSOE e Izquierda Plural (IU-ICV-CHA). Los dos diputados de CIU se ausentaron convenientemente de la votación, suponemos que para no contrariar a sus jefes de REPSOL-La Caixa, tan sólo dos días después de que Nueva Canarias diera su apoyo a la consulta soberanista catalana en sede parlamentaria. Que tomen nota los ciudadanos canarios del resultado de esta votación así como de quiénes han estado impulsando la movilización popular los últimos meses para que los canarios podamos expresar nuestra opinión y finalmente decidir sobre un tema tan trascendente.
Pocos asuntos dejan tan claro como este que los intereses canarios chocan con los intereses españoles, y que España no tiene dudas a la hora de defender los suyos aunque tenga que pisotear los nuestros, sin ni siquiera hacer un simulacro de diálogo, ellos que tanto hablan de democracia. Para esto sirve la ofensiva españolista que sufrimos, con Ferias de abril subvencionadas, toros en la tele y llamadas a organizar corridas porque son la «fiesta nacional», juras de bandera estrambóticas, desprecio de las manifestaciones culturales propias… Para esto sirve, para hacernos creer que somos iguales que murcianos, extremeños o cántabros, y que lo que beneficia a unos, beneficia a otros. Con todo, al final no hay campaña propagandística capaz de ocultar que, cuando haya un derrame, en España seguirán como si nada porque la marea negra allá no llegará, su balance energético habrá mejorado un 10% y Repsol seguirá haciendo un gran negocio. En cambio, en Canarias, Fuerteventura y Lanzarote verán peligrar el suministro de agua potable, buena parte de sus playas y costas habrán de ser cerradas para desempicharlas, el deterioro de nuestra calidad de vida será irreversible y quedaremos marcados en todo el mundo como archipiélago contaminado.
Con un gobierno español entregado vergonzosamente a los intereses petroleros gracias a las arteras maniobras de los testaferros Soria y Cañete, en actitud de absoluto desprecio a la soberanía del pueblo canario, que ve como un estorbo, nos toca ahora a nosotros los isleños dar un paso adelante y redoblar la presión que llevamos ya tiempo ejerciendo. Hemos de reforzar la movilización contra este abuso colonialista para que, de un lado, le quede claro al gobierno de España que sobre lo que ocurre en Canarias decidimos nosotros los canarios; y, de otro, para que el gobierno de Canarias no tenga espacio para recular, bajar los brazos y rendirse a la tentación del camino fácil: abandonar la consulta popular.
Nuestro gobierno tiene la oportunidad histórica de estar a la altura del envite poniendo en primer lugar la voluntad y soberanía del pueblo al que representa, organizando el referendum por encima de legalismos y trampas constitucionalistas. Pero sólo se logrará con un respaldo masivo de los canarios que empuje al gobierno hacia adelante. Un respaldo crítico, sí, con unos representantes que rechazan las prospecciones, pero alientan el gas, el expolio de Tindaya o el megapuerto industrial de Granadilla. Un respaldo crítico y al mismo tiempo sólido, multitudinario, decidido, valiente y sin fisuras porque en esto hemos de ir todos a una. Es hora de bajar al terrero a luchar.