Como a Paulino Rivero ni se le ocurre ejercer nada parecido al liderazgo -algo incompatible por lo visto con asistir al Desfile de las Fuerzas Armadas el Día de la Hispanidad- ha tenido que ser a Román Rodríguez a quien se le ocurra. La gravísima situación en la que se halla sumergida Canarias, junto con los severos ataques emprendidos por el Gobierno de España contra las islas, hace necesaria, para el político grancanario, la constitución de un frente común en defensa de los intereses de Canarias. Esta «reacción cívica pero contundente para reclamar un trato justo» consistiría, a grandes rasgos, en lo siguiente: la creación de un frente canario “al margen de partidismos”, formado por «empresarios, sindicatos, trabajadores, organizaciones económicas, culturales y sociales, colectivos profesionales y por partidos políticos.»
El Gobierno de España, léase el Partido Popular, al igual que hiciera el PSOE en su día, sigue sin cumplir el R.E.F. en lo que hace a la necesaria inversión del Estado en las islas. Reza el artículo 96: «En cada ejercicio, el Programa de Inversiones Públicas que se ejecute en Canarias se distribuirá entre el Estado y la Comunidad Autónoma de tal modo que las inversiones estatales no sean inferiores al promedio que corresponda para el conjunto de las Comunidades Autónomas, excluidas de este cómputo las inversiones que compensen del hecho insular.» Jamás se ha cumplido y este año que viene no será una excepción. La inversión estatal descenderá un 5’98 % este año en las islas, suponiendo un total de 269’54 millones de euros. Per cápita, esto significa que el canario recibirá 127 euros de inversión estatal frente a los 230 euros que recibirá el ciudadano español de las Españas. El diferencial entre la inversión en Canarias y la media estatal asciende ya a casi 800 millones de euros. A semejante atraco a mano armada, lo llama el sucursalista Partido Popular en Canarias «acercarnos a la media estatal», no porque suba la inversión en Canarias, que no sube, sino porque baja en todo el Estado. ¡Fuerte cara más grande! Nos mean y dicen que llueve.
Dejando aparte, que ya es mucho dejar, el farragoso tema de las cifras, ayuda a dibujar el «big picture», que dicen los sajones, incluir en este somero análisis las constantes sinvergüencerías de José Manuel Soria, el cual se ha propuesto aplicar una política de tierra quemada habida cuenta de su incapacidad de lograr el gobierno en Canarias. Como ejemplo, el asunto de las energías renovables, que no son merecedoras de inversión estatal en estas peñas africanas pero sí en América Latina por un montante de 9’6 millones de euros. O la eliminación de la subvención a la desalinización de agua en Canarias, que como todos sabemos es un tema que a nadie afecta en Canarias pero que en Ceuta y Melilla es importantísimo. El ninguneo a la sociedad canaria en el asunto de las prospecciones petrolíferas. Otrosí, el ataque a la presunción de inocencia de los canarios que, certificado de residencia en mano, son sospechosos de fraude, mientras no se demuestre lo contrario. ¿No sería más sencillo y efectivo establecer una razonable subvención fija por trayecto -sólo para la clase turista- forzando a que las aerolíneas tuvieran que competir para dar los precios más bajos? Suma y sigue, el evidente retroceso del autogobierno que supone el rescate que el Gobierno canario ha solicitado al Gobierno español. Por no acudir a los bancos, se acepta la oferta estatal que incluye a los famosos «hombres de negro» para hacernos algo parecido a lo que Alemania hace con España. ¿Volveremos pronto a la época en que hasta el título de Bachiller venía de Madrid merced al pago de 3.500 pesetas en papel de Estado? De telón de fondo, los monstruosos recortes en Sanidad y Educación y las inefectivas políticas de empleo, cada vez menos activas. Y, por encima, cual deus ex machina que en vez de desfacer entuertos no se entera de nada, el Gobierno de Canarias, timorato, endeble, sin pegada ni arrestos.
La propuesta ha causado cierto revuelo. Desde las filas de la izquierda extrainstitucional se la ataca por mezclar machos y carneros. Sin embargo, no he leído en ningún momento que Román Rodríguez proponga a gente como «Plasencia, Santana Cazorla, Lopesan, Ambrosio Jiménez» para formar parte de dicho frente, aunque sí se hable explícitamente de «empresarios» al igual que de «sindicatos», etc. ¿Por qué cuando se usa la palabra «empresarios» en Canarias no se piensa también en los dueños de comercios, pequeños importadores, autónomos, emprendedores, etc.? Esta gente es mayoría en el tejido empresarial canario, sin embargo, parece que conviniera más asirse al cliché del empresario vampiro chupasangres -que también existe- antes que hablar de la sociedad canaria realmente existente. ¿Ninguneamos entonces a esta mayoría empresarial? Roque Aguayro, partido poco sospechoso de actuar de correveidile de Román Rodríguez, apoya públicamente la iniciativa. Comentaristas y opinadores varios la suscriben con matices o la denuestan pero no permanecen indiferentes. A uno se le antoja que el problema remite a una cuestión bien sencilla: ¿existen intereses compartidos que atraviesen toda la sociedad canaria y que merezcan una respuesta amplia y no sólo sectorial? O, por ejemplo, ¿sindicatos, usuarios de los servicios públicos, empresarios (pequeños, medianos y grandes), ciudadanía en general, viven enfrentados permanentemente condenados a devorar o ser devorados en una farsa de la lucha de clases?
Para mí es evidente que las diferencias sociales dan lugar a intereses propios, objetivos, que en numerosas ocasiones tienen al conflicto social como respuesta. Bien está que así sea, el mundo nunca será perfecto. En este sentido, es una buena noticia la convocatoria de Huelga Nacional y Popular Canaria para el próximo 14 de noviembre. Es muy necesaria: contra el Gobierno de España y el de Canarias. Sin embargo, me resisto a creer que, en paralelo, sectores amplios de la sociedad -verdaderamente amplios, más allá de los militantes de tal o cual organización- no compartan intereses de ningún tipo. ¿Acaso no interesa a toda Canarias -las siete islas- pelear por que se mantengan las subvenciones a la desalinización o es exclusivamente una cuestión de cuatro empresarios marrulleros? ¿Sólo interesa a cuatro hippies ecologistas que las energías renovables sean apoyadas públicamente en Canarias y no sólo en América Latina? ¿No conviene a toda Canarias exigir un trato de respeto, de igual a igual en el marco del Estado, mientras estemos en él? ¿Cuanto peor, mejor? ¿Para quién? ¿Deben las organizaciones políticas estar al servicio de la gente o al revés? Aquí les dejo estas preguntas para que las respondan como mejor consideren, si así les place. En mi opinión, se le presenta a la sociedad canaria una excelente oportunidad de demostrar su madurez: defender sin miedo su autogobierno y el bienestar alcanzado y por alcanzar frente a quien lo quiere destruir tratándonos como una posesión de ultramar que sólo mereciera las migajas sobrantes de su festín de AVEs, expos, aeropuertos fantasma, ciudades de la maravilla,… y demás patujadas.
P.S: Como propina musical y ejemplo de lo que los canarios somos capaces de hacer cuando nos unimos, aquí va este vídeo del espectáculo Tewiza, toda una joyita que lleva el sello de Enrique Mateu así como numerosos tocadores y cantadores de nuestro folklore.