Publicado originalmente el 22 de marzo de 2015
La primera vez que me encontré el término cultura de la impotencia me encajaron varias piezas del rompecabezas de golpe. Reconocí en mi entorno varios de los elementos que Eduardo Galeano incluye en ese concepto: «miedo a mirarse, a reconocerse»; la idea de que «no se puede» como herencia colonial; «te enseña a no pensar con tu cabeza […], a repetir ideas ajenas»; «hemos sido entrenados […] para la ignorancia mutua, para el divorcio y el odio mutuos».
Son todos ellos elementos plenamente reconocibles en Canarias, elementos que nos vinculan a Latinoamérica (que no a Europa) y que invalidan la visión a menudo aséptica e incluso edulcorada de nuestra relación estrecha con aquel continente, tan lejos y tan cerca de nosotros. Esos componentes de la cultura de la impotencia estuvieron muy presentes en la más reciente de las presentaciones del libro De un tiempo, de un país, celebrada en Agüimes: “No somos tan pequeños como nos quieren hacer ver”; «Canarias es peculiar y está en el centro, entre continentes, no somos periféricos como nos dicen»; “unirse a todas las islas y no separarse”; “Esta depresión social genera un pensamiento que aleja de la construcción de lo colectivo”. Son todas ellas ideas fuerza ineludibles en todo discurso sobre Canarias que se pretenda mínimamente profundo.
Los canarios estamos saturados de cultura de la impotencia. Mamamos impotencia desde la cuna: somos pequeños, estamos lejos, estamos aislados, no tenemos recursos. Pero ¿es verdad? Busquemos en esa Europa a la que tanto miramos sin verla:
Estonia es un país pequeño (aproximadamente un millón trescientos mil habitantes, frente a los dos millones de Canarias) sin riquezas naturales explotables, más allá quizá de la madera. Tiene una situación geoestratégica compleja por sus relaciones tensas con un país vecino, Rusia. Está alejado de las grandes rutas comerciales. Sin embargo, ha invertido masivamente en la formación de su población y en desarrollo tecnológico (fue el primer país del mundo en organizar unas elecciones con voto electrónico). Es un estado soberano miembro de la UE y de la zona euro.
Eslovenia es un país pequeño (aproximadamente dos millones de habitantes, como Canarias); tampoco tiene riquezas naturales explotables, pero sí cuenta con una naturaleza atractiva para el turismo (algo menos de tres millones y medio de turistas al año). Su principal actividad reside en las exportaciones de sus diversas industrias; no se encuentra en las grandes rutas comerciales y mantiene alguna disputa territorial con su vecino Croacia. Es un estado soberano miembro de la UE y de la zona euro.
Malta es un archipiélago pequeño (cuenta con algo menos de medio millón de habitantes, frente a los dos millones de Canarias); no es conocida por sus riquezas naturales explotables, pero sí cuenta con una posición geoestratégica ventajosa para el comercio y el transporte de contenedores. También es importante el sector de los servicios financieros (desconozco la carga eufemística del asunto). Sin embargo, su principal fuente de recursos es el turismo: recibe algo más de un millón y medio de turistas anuales. Es un estado soberano miembro de la UE y de la zona euro.
Canarias es un archipiélago pequeño (dos millones de habitantes), pero hay estados soberanos más pequeños que ella. Canarias sí cuenta con riquezas naturales explotables: unas condiciones privilegiadas para el desarrollo de las energías limpias y renovables, un potencial de desarrollo y de riqueza único, de escala mundial. Además, está en una de las mayores rutas comerciales, entre África, América y Europa, y tiene importancia en el transporte de contenedores. Por si fuera poco, Canarias atrae no a millón y medio, no a tres millones, sino a cerca de doce (hay quien ya cuenta trece) millones de turistas anuales, más que Japón, Egipto, Sudáfrica, Marruecos, República Dominicana o Argentina.
Otros son plenamente soberanos y viables con mucho menos que nosotros. La diferencia entre ellos y nosotros es que ellos son conscientes de sus posibilidades. ¿Queremos los canarios desarrollo y riqueza? ¿Queremos estar mejor? Desterremos de una vez la cultura de la impotencia.