El paisaje canario es inconcebible sin el mar y el mar canario es inconcebible sin su mayor poeta, el grancanario Tomás Morales. Se le suele clasificar dentro del Modernismo, no sin razón, pero el lector agudo convendrá conmigo en que es un Modernismo canario, alejado del del nicaragüense Rubén Darío o el español Salvador Rueda. Esto no es ninguna perogrullada sino esencia misma de la poética moralesiana que encuentra en el Atlántico su razón de ser. Desapareció demasiado joven, al igual que su gran amigo y poeta, Alonso Quesada. Jamás sabremos hasta dónde pudo haber volado el genio literario del moyense, quien con sólo dos libros publicados marcó indefectiblemente el rumbo de la poesía canaria del siglo pasado y acaso del presente.