He podido dedicar buena parte de las vacaciones de fin de año a la lectura, algo que suelo hacer con menor intensidad de la que me gustaría. Por si a alguien le interesa, comparto aquí con ustedes los libros con que me he entretenido estos días. Por cierto, haciendo honor a la bidireccionalidad de la red 2.0, no se priven ustedes de compartir aquí los libros que últimamente los han tenido absortos. Ocurre con frecuencia que en las recomendaciones de otros lectores se hallan las joyas con que soñamos los amantes de la lectura, así que no se las guarden como yo mismo procuro no hacer. Allá voy: en primer lugar, leí un thriller político excepcional, de ésos que mantienen la tensión hasta el último instante y que entremezcla realidad y ficción con maestría y buen pulso narrativo, El caso Sankara, de Antonio Lozano. Como seguramente ya habrán deducido, la historia gira en torno al asesinato del líder revolucionario de Burkina Faso, Thomas Sankara y todas las circunstancias que rodearon aquel suceso. Seguidamente, me dediqué a Eduardo Suárez Morales. En el recuerdo, una biografía muy pertinente del diputado comunista grancanario asesinado en las primeras semanas del golpe de estado franquista, escrita por su nieta Isabel Méndez Suárez. Esta obra tiene a mi juicio una virtud principal: pese a estar escrita por una historiadora, no encontrará el lector la pedantería academicista que a tantos historiadores parece afectar, sino un relato llano y sencillo a la par que riguroso y bien documentado sobre una figura que los canarios debiéramos conocer mucho mejor que lo que hemos hecho hasta ahora. En tercer lugar, también me ocupé de la obra de teatro –aunque originalmente pensada como serie de televisión- Tea Party, de Harold Pinter, el inglés Premio Nobel de Literatura recientemente fallecido. Adquirí el libro en una librería de viejo deliciosa, en el bellísimo casco antiguo de Palma de Mallorca, donde un inglés que parecía sacado de una novela de Graham Greene, sobrevivía prácticamente sepultado por los miles de tomos en lengua inglesa que inundaban su establecimiento de cuatro plantas. Pinter construye una historia minimalista en la que la tensión sexual entre sus protagonistas, presos de la moral victoriana tan al uso entre la clase media bienpensante británica, desemboca en unos conflictos inevitables. Finalmente, last but not least, como dicen en los Óscar, pude por fin hincarle el diente a Entender Canarias, de José A. Alemán. Estoy segurísimo de que este libro suscitará más entradas y quizás alguna atención en futuros podcast de Tamaimos, por lo que me reservo para esas ocasiones. Sólo diré que resulta una obra muy interesante, casi imprescindible; que me parece que no hay ahora mismo en Canarias periodista capaz de acometer semejante empeño y que las reflexiones de Alemán, aun desde el desencanto, me parecen muy pertinentes y necesarias en un país atlántico donde tantos están dispuestos a abandonar la perspectiva canaria para exiliarse en la indefinición pura, el ocultamiento españolista sin más. No dejen de leerlo. Así podremos seguir dialogando sobre él, que es otra cosa buena que tienen los buenos libros: no se acaban en la última página.