Éste es un libro que, de ser otro el estado del debate sobre Canarias, estaría en las mesas de cabecera de los mejores críticos culturales de las islas. Historiadores, arqueólogos, gestores del patrimonio,… estarían en la palestra debatiendo acerca de sus interesantísimas reflexiones y propuestas. El libro I-dentidad canaria merece, a mi juicio, una difusión y acogida que supere el de los círculos especializados, para llegar a todos aquellos que pensamos que en los debates culturales, identitarios,… también se da la batalla por la construcción democrática de un país. Tal ha sido mi caso. Me he acercado a los ocho artículos que componen esta obra colectiva con ojos de explorador, que se adentra en terra incognita, alerta ante cualquier pretensión de espejismo intelectual. Fue inútil. La rigurosidad con la que los autores de los artículos acometen cuestiones tan espinosas como el falseamiento interesado del origen de los primeros pobladores de las islas, la trama corrupta de Tindaya, el tremendo engaño de las “pirámides” de Güímar, una política museística al servicio del nacionalismo conservador, el artilugio feno-púnico, la denuncia de la identidad entendida como objeto de merchandising,… fueron armas más que suficientes para ganarme. En el libro que hoy les recomiendo hallarán una serie de cuestiones que el lector no especializado encontrará de inmenso interés a la hora de interrogarse sobre el pasado primero de Canarias, que se prolonga con sombra incierta hasta este futuro azaroso en el que nos debatimos. I-dentidad canaria tiene a mi juicio la inmensa virtud de ser claro, señalar nombres, apellidos, lugares, cantidades,… tomar partido, en fin, por un conocimiento riguroso de nuestra historia precolonial, sobre el que edificar una identidad en la que re-conocernos, que podamos integrar como defendiera Manuel Alemán en aquel otro libro gigante, Psicología del hombre canario. Es un libro militante puesto que milita en las filas del rigor científico, de la honestidad intelectual y del compromiso con Canarias, que no es poco; por tanto, es un antídoto, como reza en la introducción contra “tanta canariedad construida a golpe de intereses económicos y políticos”. Que lo disfruten.