Publicado originalmente el 16 de septiembre de 2016
Con ella comprendí que Canarias no era solo importante o geoestratégica porque a los creadores de la serie de los Simpson les hubiera dado, por aquellos años noventa, nombrar en clave de humor al archipiélago. Lo era porque Canarias nunca ha dejado de ser un lugar central, estratégico y radial de la historia moderna, de la historia naval y de las relaciones tricontinentales.
Pero una perla en el Atlántico era un tesoro codiciado, y sobre este territorio todo tipo de estrategias se han urdido, para convertirlo sobre todo un lugar de relaciones económicas. Estos lazos de relaciones primero fueron entre corsarios y antiguos habitantes, luego entre navegantes y conquistadores, y más tarde entre gangocheros, touroperadores y toda una amalgama de intermediarios que no me conducen a otro lugar que aquella geoestrategia de la que me hablaba mi profesora de infancia.
Hoy en día me toca lidiar con el turismo desde mi pequeña empresa familiar, y he de reconocer que no estoy entrenado. No lo estoy y lo reconozco abiertamente. No, porque el ocio es un producto opcional al que el turista accede por predisposición para encontrarse con una nueva aventura, una experiencia novedosa que quiere probar o repetir.
Este ataviado turista probablemente número 12.599.009 (según las cifras astronómicas que presenta nuestro Gobierno) nos pregunta si no hacemos descuentos. Nos pregunta también que porqué no hay TPV en la playa… o sandeces que realmente me descolocan como que si el precio se puede negociar, porque en no se qué portal web venden “la experiencia deportiva al 50% del coste a pie de playa”. En este punto es donde retomamos la geoestrategia.
La geoestrategia se ha convertido en un asalto de correos electrónicos y llamadas que han visto, claro, los comunicados de que aquí “ya no hay cama pa tanta gente”, y ávidos de negocio cibernético intentan comercializar grandes cantidades de experiencias varias, a bajos precios, obteniendo en una táctica de escala un gran beneficio por el mero hecho de ser intermediarios cibernéticos, o lo que en el argot agrario se conoce como el trabajo del gangochero.
Pues no, mi pequeña empresa no sé si perdurará a lo largo del tiempo, lo que sé es que es sustentable, porque me da de comer a mí y a mi familia, y con suerte a dos o tres empleados/as que se han sumado. Para lograrlo hemos trabajado duro, hemos invertido lo poco que teníamos, hemos sido geoestrategas en nuestro territorio, y por ello, y porque conocemos lo que le ha pasado al campesinado canario, no repetiremos la historia de malvender nuestro producto.
Aquí estamos, seguimos siendo geoestratégicos, pero querido turista busque en nuestro territorio, recorra nuestras playas, campos y senderos, y hágalo comprando directamente al promotor de la iniciativa, a buen seguro su aportación no saldrá del Archipiélago, y así contribuirá a seguir Creando Canarias.
Adrián García Perdigón/ Creando Canarias