En las últimas semanas hemos asistido a la polémica creación de los nuevos carriles bici en Las Palmas de Gran Canaria. Unos carriles bici hechos a la prisa, corriendo y con evidentes fallos de planificación que saltan a la vista y que son criticados con toda la razón del mundo.
Hay críticas de todo tipo; desde las destructivas dirigidas a impedir que la ciudad y la isla hagan su transición a otro modelo de movilidad más sostenible y lógico para el entorno en el que vivimos, que no quieren que se ponga en duda la movilidad privada en base a coches que son una extensión más del ser de muchas personas, hasta las constructivas en las que se está de acuerdo con el fondo de los cambios pero que no están dispuestos a dejar pasar la crítica de la forma en la que se está haciendo esta transición hacia otro modelo de movilidad, que para muchos, nosotros incluidos, está siendo errónea.
Para otros, cualquier actuación que se haga en la lucha contra el coche está justificada aunque sea errónea en su forma de ejecución, sin plantearse en si esa forma es la idónea para la problemática concreta de la ciudad. ¿Debemos importar acríticamente lo que se está haciendo en otras ciudades europeas, o debemos plantearnos que estas ciudades están en este estadio después de haber hecho otras actuaciones con respecto a la movilidad?
Por no hablar de que estamos manejando el dinero público en un país en el que no podemos seguir regalándolo a unos cuantos.
Antes de desgranar la crítica hacia lo que se está haciendo con respecto a la implantación de estos nuevos carriles bici y de la metroguagua que está en vías de ejecución, queremos dejar varios argumentos para defender la necesidad urgente de la transición en los modelos de movilidad pasando del que tenemos ahora -un modelo basado en el transporte privado auspiciado tanto por las Administraciones Públicas durante los últimos 50 años, como por el chiringuito de cuatro importadores de vehículos y gasolina (pregúntense por qué en Canarias se utiliza como medidor de mejoría económica la venta de coches o por qué no se han desarrollado las renovables…) y de los medios de comunicación que defienden a este sector a cambio de publicidad-, a otro basado en el transporte público como pilar fundamental con redes ciclistas lo más extensas posibles, que vengan a complementar a la necesaria creación de una red intermodal de transporte público más allá de las actuales guaguas y taxis (la metroguagua para una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria, se queda corta a nuestro juicio en el tramo en el que la pretenden implantar). Estas son las principales ventajas de un cambio de modelo hacia un transporte intermodal sostenible:
1. Medio ambiente y salud
Es algo notorio, que el cambio climático de causas antrópicas debido a la emisión desmedida de CO2 obliga a tomar medidas drásticas. En Canarias no tenemos problemas de contaminación de forma directa por una industria concreta, pero sí indirecta al necesitar muchas personas vehículos a gasolina para llegar a su puesto de trabajo al carecer de redes de transporte público eficientes (ya el problema del precio, gracias al nuevo bono canario que salió el año pasado, parece que es historia. Precios que ya habíamos denunciado nosotros en otro texto1). La contaminación que produce el exceso de vehículo privado, con una Canarias que es el sexto país (*RAE. País: 2. m. Territorio, con características geográficas y culturales propias, que puede constituir una entidad política dentro de un Estado) con más vehículos por habitante2 y que denota un modelo de movilidad propio de Dubai en un territorio con niveles de pobreza a la cola del mundo desarrollado3, genera problemas de salud de sobra conocidos.
Democratización del espacio urbano en favor del peatón en detrimento del vehículo privado
No hace falta nada más que salir a la calle. ¿Qué porcentaje de vía pública ocupan los coches y cuál es el de las aceras para poder pasear tranquilamente –no digamos ya sin tener que cruzar la carretera constantemente-? Quitando las avenidas, en las que el espacio al coche sigue ganando de manera apabullante al del peatón/bicicleta, podríamos fijarnos en las calles laterales a estas en la mayoría de las zonas: por ejemplo en una calle como la Calle Murga (que conecta Tomás Morales con León y Castillo), existen 10 metros de vía pública, donde el carril central de circulación es de 2,5 metros, los aparcamientos a izquierda y derecha 2 metros cada uno y finalmente dos aceras de 1,75 metros cada una que suman 3,5 metros totales. Así vemos en este sencillo ejemplo que el espacio público está dominado espacialmente hacia el uso del vehículo privado de forma sistemática en toda la ciudad, si ampliamos el foco a casi cualquier calle podríamos seguir comprobándolo.
La cuestión microeconómica
Que se esté obligando a muchas familias a tener vehículo privado3 (en muchos casos uno por persona mayor de 18 años) porque el transporte público no cumple las expectativas de la población, es de una espantosa desfachatez, apropiándose del dinero, exiguo, de nuestra gente. Que en Canarias, la Comunidad Autónoma más afectada por la subida del salario mínimo interprofesional4 y que soporta niveles de pobreza propios de tercermundismo, no haya redes de transporte público decentes para su uso por la población no se puede calificar de otra manera. Hasta hace pocos meses –antes de la salida del nuevo bono canario- a un trabajador de la zona Norte de las islas mayores que tuviese que ir a trabajar a la zona Sur o turística de la isla, le salía casi más cara la guagua (siendo mucho más lenta, ya que no se le da prioridad con un carril propio en las autovías) que moverse en vehículo propio. Si mentamos que en Gran Canaria hasta hace muy pocos años no se podían hacer transbordos entre guaguas interurbanas y urbanas de forma gratuita, podemos ver hasta qué punto llegaba esta lamentable situación. Luego nos preguntamos que por qué la gente utiliza coche…
Y es cierto que también hay un porcentaje de la población que no utiliza el transporte público aun teniendo alternativas, pero aquí NUNCA se primó el acceso a un transporte público barato y lo más eficiente posible para la mayoría. ¿Cuánto dinero se quedaría en los bolsillos de las familias si hubiese un transporte público decente? Mientras algunos hablan de revoluciones fiscales y demás brindis al sol para que supuestamente las familias ahorren, lo cierto es que se ha dinamitado por activa y por pasiva la posibilidad de tener un transporte público eficiente, rápido y de alta capacidad que sí sería un verdadero dinamizador económico, como para tratar ahora a las propias víctimas de este modelo de movilidad, es decir a los ciudadanos, como si fuesen pseudo-delincuentes por utilizar un coche.
Por otro lado, las excusas de la orografía dan hasta vergüenza ajena. Hay problemas de orografía para plantear un transporte público decente, pero no hay problemas de orografía para llevar autovías hasta La Aldea de San Nicolás. Hay dinero público para financiar chorradas constantemente (más de 3 millones de los 100 del préstamo de la Metroguagua que pagaremos todos en publicidad y autobombo, por ejemplo) pero no hay dinero para financiar un estudio de movilidad y flujos de la población insular, estableciendo a partir del mismo la red de transporte público más conveniente. Aquí pueden consultar lo que es la revisión periódica de un estudio de movilidad serio para la ciudad de Bilbao5, que por cierto, tiene un área metropolitana similar en habitantes (la conocida como “Gran Bilbao” es algo más grande con unos 900.000 habitantes, mientras que para Las Palmas se estima un área metropolitana de 750.000 personas aproximadamente).
Hay dinero para seguir construyendo carreteras sin parar, y basar la política mendicante y “nacionalista” en Madrid en seguir pidiendo dinerito para hacer más vías hasta que las islas colapsen, pero no hay dinero para resolver los problemas, como por ejemplo el de la GC3 a su llegada Arucas –¡SIENDO NUEVA LA CARRETERA!- cuyos atascos simplemente se cambiaron de lugar, desde la conocida como cuesta del Cabildo-Rotonda de Cardones, hasta las actuales rotondas de entrada a la ciudad de las flores -¡Anda, como en el Julio Luengo! Lo que obliga años o décadas más tarde a volver a actuar en el mismo sitio para resolver el problema primario que no se resolvió-. Y es que los “expertos” que recomiendan estas obras no lo deben ser tanto cuando no se han enterado de que hacer más carreteras induce más atascos6y7 al aumentar la demanda en el uso de vehículo privado. Buen trabajo del lobby constructor, sin duda, por hacernos creer que manteniendo su negocio vamos a mejorar nuestra movilidad.
Dinero para estos constructores todo el que queramos (hasta 1.200 millones en el último convenio firmado entre Canarias y el Estado, ahí sí que se ponen las pilas en CC)8 pero lo de ir a buscar financiación para poner transporte guiado, o en otras palabras, un tren en la GC-1, que fácilmente mueve el 90% de la economía de la isla, no es para nada una prioridad. Lo mismo se podría decir del caso tinerfeño, donde también se ha hablado de trenes por la TF-1 y la TF-5, y ahora ya vuelven a engañarnos con la intención de hacer más carriles. Al final va a ser verdad que Canarias es una inmobiliaria. Debe ser porque nos sobra el dinero como para gastarlo en bucle en lo mismo cada año (esto ya es ironía, por si hay algún despistado).
La cuestión macroeconómica
Si fuésemos cualquier país de la Península Arábiga y además nos importase un pimiento la ecología y el bienestar saludable de las personas, nos podría dar exactamente igual estar importando vehículos sin tino al vender buena parte del petróleo del mundo siendo poca población y con balances comerciales muy positivos, que aún con el Imperialismo, que les roba buena parte de las plusvalías de la venta de los recursos naturales, les sobra a estos países para hacer lo que quieran.
Pero resulta que en nuestra situación concreta, que no producimos ni las rejillas del aire acondicionado de los coches, y que tenemos una dependencia total de las energías fósiles (porque como pueblo hemos consentido y dejado a la mafia que manda el que apenas se haya hecho nada por implantar las renovables), este modelo de venta de coches a gran escala es un suicidio que mantiene a unas pocas familias con márgenes de beneficio mínimos, que compensan con esas grandes ventas mediante la coacción capitalista de obligarnos a todos los canarios y canarias a comprar un coche para movernos y no darnos ni una sola alternativa eficiente y masiva en cuanto a capacidad de transporte de pasajeros (de ahí la coacción).
Nosotros, que tenemos problemas graves para llegar a fin de mes, que muchas familias no pueden acceder a alimentación fresca, que los precios de los alquileres están por las nubes… etcétera, estamos financiando acríticamente a toda una industria europea del automóvil y del petróleo por nuestra cara bonita (o por dejarnos engañar por esta mafia, si lo prefieren) hipotecándonos a 5-8-10 años para tener un coche y poder simplemente ir a trabajar. Querer parecerse al europeo en las apariencias (el espejito…) y no en el fondo, siendo un poquito racionales –al estilo nórdico donde no despilfarran las perras en tonterías-, nos hace estar constantemente peor en todos los indicadores socioeconómicos, al tiempo que deificamos este modelo superficial sostenido en base al préstamo y la esclavitud a la banca. Canarias tiene numerosos recursos, pero resulta incomprensible dedicar gran parte de nuestros presupuestos públicos a hacer más carreteras de forma absurda, con la que tenemos encima en sectores como la Educación o la Sanidad.
Y es que algunos mentan casos como el de la movilidad sostenible en países nórdicos u Holanda, ejemplo clarificador este último, pero nunca dicen cual es el origen de estos cambios en su movilidad. En la Crisis del Petróleo de 1973 estos países vieron muy comprometido el funcionamiento de su industria y su movilidad –que dependía al 100% de los combustibles fósiles importados-, de ahí su desarrollo del transporte alternativo dándole prioridad al público masivo y a la bicicleta –también a las energías renovables…-. En Canarias esta reflexión ni está ni se la espera y pretendemos copiar el espejo, para parecernos en lo estético y exterior, pero sin resolver los problemas de fondo… ¿Por qué será?
Por estas cuatro razones de peso, creemos que debemos abordar una transición sostenible en la movilidad insular planteándonos además, cuál es la problemática integral que ahora mismo tenemos encima de la mesa.
El dilema: Resolver problemas puntuales o repensar la problemática integral
El planteamiento que el ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha hecho en las últimas semanas con los nuevos carriles bici para tratar de paliar el problema de la movilidad nos hace cuestionarnos dos preguntas. ¿Se pueden resolver los problemas graves de movilidad de una ciudad de 380.000 habitantes, que además es polo económico de la isla y una de las capitales del país, empezando a construir la casa por el tejado? Nosotros creemos que no. La movilidad no es una cuestión a tomarse a la ligera. De hecho, en las ciudades europeas llevan tomándosela en serio desde hace bastantes décadas. El uso capitalista e irracional del espacio en Las Palmas nos ha llevado al problema de la urbanización descontrolada, la falta de planificación, y las actuaciones a golpe de ocurrencia. Si nos vamos a la cuestión que nos ocupa, las ocurrencias con los carriles bicis rayan lo patético, sin acritud. El caso de Paseo de Chil cuyo espacio debía ser ocupado por un carril guagua que conectase la zona baja –tanto Puerto como Las Palmas- con Ciudad Alta por la Avenida de Escaleritas (en la segunda parte del artículo lo verán como boceto); el de la calle Francisco Gourié, cuya planificación parece pensada por un niño pequeño, dejando un carril de aparcamiento y carga y descarga a la derecha de los carriles bicis (¡!), en plena calle contigua a Triana, que necesita de este servicio para surtir a una de las principales arterias comerciales de la ciudad (¿En Rafael Cabrera no había espacio?); o para terminar con el esperpento de pintar el suelo de una gasolinera en plena calle Reyes Católicos, de esto ya ni vamos a comentar nada, son ejemplos clarificadores. Pero no sólo se trata del esperpento en sí, sino en la propia forma de plantear la movilidad. No es posible quitarle espacio al vehículo privado sin tener un transporte público integrado de alta capacidad. La disyuntiva es sencilla. Si el coche se utiliza actualmente de forma masiva, habrá que solucionar el problema con un transporte masivo, es decir, con un tranvía, tren, metro, metroguagua o lo que se estime para cada caso y área concreta. Esto que parece una perogrullada es algo que en el ayuntamiento no parecen comprender. No se puede solucionar el problema de la movilidad del vehículo privado (coche) con otro vehículo privado (bici), por más que este último sea menos contaminante y más saludable. No estamos en una pequeña ciudad, hablamos de una capital con gran afluencia de población de toda la isla diariamente, tanto del Norte como del Sur, y también de Ciudad Alta a Ciudad Baja, lo cual parece indicar, a priori, que habría que plantear antes de la bici, soluciones masivas a un problema masivo. Con esto no estamos diciendo que la bicicleta no sea un medio de transporte a integrar, solo que ahora mismo, la prioridad debe centrarse en mover a un gran número de pasajeros, para después de esto, abordar la integración de la bici.
Pero ante la actuación que está teniendo el grupo de gobierno, además de forma apresurada y antes de las elecciones -como en las mejores épocas del turnismo y el caciquismo político más ramplón-, nosotros nos hacemos la segunda pregunta, ¿se pretende resolver verdaderamente el problema, o sólo se utilizan parches para intentar contentar a la población en período electoral? Y esto lo decimos teniendo en cuenta que el proyecto de la metroguagua fue un invento del Partido Popular, ahora en la oposición (en cuyo primer boceto se presupuestaba en 32 millones9), y que el actual alcalde Augusto Hidalgo decía hace cuatro años que en el tramo previsto para la metroguagua era necesario hacer un tranvía -¡cómo cambian de parecer en la poltrona!-, para resolver el problema de movilidad en Ciudad Baja. Dicho de otra forma, que estuviese aprobado el préstamo privado para la metroguagua (ahora 100 millones de euros y con previsiones del Banco Europeo de Inversiones de subirlo un poquito más, hasta los 12710… total, paga el pueblo), no justifica la patada hacia delante que se dio a sabiendas de que este medio de transporte no era el adecuado para dicho espacio.
Por todo ello, nos parece oportuno indicar que las casas no se hacen por el tejado y con ocurrencias de última hora. Porque ya no estamos en el país del analfabetismo generalizado, y la gente se está dando cuenta de que la están tomando por tonta. De ahí las críticas, muchas de ellas justificadas, y otras, como siempre, algo irracionales. Nosotros, como expertos en Geografía, tenemos un conocimiento del espacio bastante amplio. Y sabemos que con carriles bici no se van a solucionar colas en horas punta de miles de vehículos que entran, salen o se desplazan a otros lugares de la ciudad. Por ello planteamos una propuesta integral de movilidad, no sólo circunscrita a la Ciudad Baja de Las Palmas de Gran Canaria –donde se concentra además el espacio social del poder-, sino que tenga en cuenta al mismo tiempo, los flujos que se reciben a esta zona desde toda la isla y desde otras partes de la ciudad. Es decir, hacer la casa por los cimientos. Las principales ciudades europeas, en cuyos planteamientos se fijan a veces para justificar los carriles bicis, cuentan previo a la implantación de dichos carriles, con cercanías, tranvía o incluso metro en el mejor de los casos. Es decir, un transporte público masivo tal y como indicábamos. Sabemos que nuestra ciudad no se encuentra en Europa, y que la orografía del terreno así como la sociedad en la que nos encontramos, nos hace tener una problemática singular, que debe ser abordada de forma específica, sin necesidad de importaciones de otros modelos, pero sí tomando aquellos ejemplos de ciudades que hayan tenido éxito a la hora de ordenar sus propias problemáticas de transporte, y que puedan ser aplicables a nuestra realidad concreta.
Por otro lado, los políticos de ayer, de hoy o de mañana, si no se quieren enfrentar a los lobbys de la construcción e importadores de vehículos, que son los que parecen marcar de verdad el paso en las políticas de movilidad visto lo visto, que por lo menos no se rían de la gente en su cara, y reconozcan de forma sincera que han fracasado ante la sociedad, y que lo seguirán haciendo siempre que sigan intentando abordar los problemas de forma puntual, y no de forma integral y profunda, que es lo que se hace en los países serios con la movilidad.
En el siguiente texto, haremos una propuesta a vuelapluma teniendo en cuenta cuáles son las características de la ciudad, de la isla, y tomando como ejemplo puntual algunos modelos de ciudades similares en cuanto a población. Simplemente un boceto inicial con el que poder empezar a debatir en serio la movilidad en la ciudad y en la isla, para dejarnos de propuestas fracasadas, de inflar presupuestos en obra pública, de debatir con 140 caracteres problemas que son muy graves, y que deben abordarse de manera integral, con propuestas desde diferentes modos de transporte (intermodal) y tomando como punto de partida la mejora de la vida diaria de los ciudadanos y ciudadanas de Gran Canaria y su capital.
1. https://www.tamaimos.com/2018/07/06/la-movilidad-en-canarias-un-tema-pendiente/
3. https://www.laprovincia.es/sociedad/2018/10/16/mitad-canarios-riesgo-pobreza-exclusion/1107586.html
6. https://tecvolucion.com/la-paradoja-braess/
7. https://la-u.org/el-capitalismo-fordista-y-la-paradoja-de-braess/
8. https://elpais.com/politica/2018/12/22/actualidad/1545510116_017355.html
9. https://www.laprovincia.es/gran-canaria/2012/03/12/cabildo-impulsa-linea-guaguas-expres/445069.html