
Publicado originalmente el 22 de julio de 2015.
«España es un país serio«. Esta es la nueva matraquilla con la que nos castiga el Gobierno español.
Otro gran clásico de ayer, hoy y siempre: «los españoles son iguales ante la ley«.
Lo de España no tiene remedio. El país de la investigación bajo mínimos, las cortapisas a las renovables, el desempleo galopante, el continuismo franquista, la corrupción y los pelotazos urbanísticos; un país irrelevante en la escena internacional, que se doblega ante los poderosos allá donde haga falta, para muchos poco más que un lugar al que ir en verano de vacaciones, presume ahora de serio.
Lo de la igualdad ante la ley también es de chiste, cuando es la propia ley la que establece que en España hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Ahora con las leyes de inmigración también los hay de tercera.
Cada vez entiendo menos a esa gente que hay en las Islas tan contenta y afanada por ser más española que nadie, con lo poco recomendable que resulta la marca España, ese país que de tan serio incumple sus propias leyes. Ahí está el Régimen económico y fiscal de Canarias muerto de risa porque España la seria no lo ha cumplido nunca desde que está en vigor. Los artículos 95 y 96 establecen que la inversión en infraestructura en Canarias nunca estará por debajo de la media española, pero eso España se lo pasa por el arco del triunfo desde 1991, que para chulos los españoles, qué pasa. Pero espérate, que se plantea recurso y el Tribunal Constitucional español dictamina que no, que el REF es de rango inferior a la Ley de presupuestos generales y por tanto no hace falta cumplirlo. ¿Una ley que no hay que cumplir? ¿Para qué sirve entonces? ¿Qué tomadura de pelo es esta? Pues nada, lo normal en un país serio.
Pero volvamos a aquello de la igualdad de los españoles ante la ley. Es que resulta que unos españoles son más iguales que otros, porque los hay que tienen capacidad para recaudar y gestionar sus propios impuestos sin pasar por Madrid, al que le pagan una cuota pactada y suculún. O sea, que mientras País Vasco y Navarra ellos solos se lo guisan y se lo comen, los demás tienen que pasar por la casilla del centro. Nosotros, mientras, ni eso. Nosotros vamos allá a pedirles un alguito, si puede ser. No lo que nos corresponde por ley, qué va, lo que se pueda, la voluntad. Que nosotros no queremos importunar y además somos muy simpáticos y caemos muy bien. A los canarios se nos quiere mucho allá, ¡unos amores! Pero lo de pagar ya…
Total, que unos tienen derechos históricos anclados en la Santa Constitución , y a otros la historia nos puso derechos. Como velas. El derecho foral vasco-navarro es de obligado cumplimiento, pero de los fueros canarios no ha quedado prácticamente nada, y lo poco que queda depende de la voluntad política del gobierno español de turno. Démosles las gracias también a los próceres de la patria canaria, esos dinosaurios de la política isleña hoy adornados de experiencia y respetabilidad que negociaron aquellos términos vergonzantes y aceptaron un carácter meramente consultivo para el REF. Me pregunto si serían los mismos lumbreras que copiaron el estatuto de autonomía de La Rioja.
De momento esto es lo que hay con la mediocridad y el chalaneo habitual en la política canaria (excepciones las hay, por fortuna, no se vayan a creer). Esto es lo que hay en una España seria y de ciudadanos iguales ante la ley. Canarias, a pesar de todo, tiene todavía casi todo su potencial por desarrollar. Es un país joven que todavía espera en la casilla de salida. Atesora todas las posibilidades, y las puede aprovechar si nos ponemos, con empeño, esfuerzo y sobre todo confianza. España, por su parte, no está interesada en el despliegue del potencial canario, lo coarta con su legislación porque hasta ahora lo ha disfrutado para sí. Más pronto que tarde habrá que dejarse de parches y plantear un debate concienzudo sobre si una Canarias plenamente desarrollada tiene cabida en España, tal y como la conciben hoy los españoles. Todo apunta a que Canarias tendrá que ser a pesar de España. Para nosotros España ya no tiene remedio.