“Posverdad o mentira emotiva es un neologismo que describe la situación en la cual, a la hora de crear y modelar opinión pública, los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales” (Oxford Dictionaries).
La posverdad es un término de moda en estos tiempos, pero que describe a la perfección una realidad política y social que ha existido siempre en nuestro archipiélago. Así, llevo toda la vida escuchando que Canarias no está en África pero que Baleares sí está en Europa. Mirar un mapa o saber que la distancia de ambos archipiélagos al continente más cercano sea similar y que la distancia al más lejano sea incluso mayor en el caso canario, son datos objetivos sin importancia alguna: en esta tierra decir que Canarias está en África es una idea extremista y un disparate.
Del mismo modo, también llevo toda la vida escuchando que el español de Canarias y en general la modalidad dialectal del español meridional que es mayoritaria en el mundo (más de 400 millones de personas frente a menos de 40 de modalidad septentrional) es incorrecta, o por lo menos viendo que la mayoría de la población actúa como si así lo fuera (lo que el paisano Aarón Gómez describe a la perfección como “canario neutro”). Tanto de boca de personas que no saben lo que dice la RAE (que no hay un español más correcto que otro y que ambas grandes variantes tienen sus registros formal e informal y sus características bien definidas) ni han vivido nunca en un sitio con habla septentrional (en los que entre otras cosas el uso del ustedes es norma en ambientes formales, y no el del vosotros como está de moda en estas islas); como de aquellas con conocimiento de causa y que han vivido en esos lugares. Por el contrario, siempre he percibido que a ojos de la mayoría el inglés americano que consumimos a diario en formato de películas, música, actualidad política…, es tan correcto como el inglés británico: da igual la obviedad de la equivalencia o lo que diga una academia de la lengua, son datos objetivos sin importancia alguna, en la sociedad canaria decir que el español de Canarias es tan correcto como el septentrional o actuar en consecuencia se percibe como otra idea extremista y otro disparate.
Y en relación con lo dicho, llevo asimismo toda la vida escuchando que esas ideas sin fundamento no son ni mitos, ni falsas creencias, ni mucho menos posverdad; y que tampoco existe complejo de inferioridad alguno en esta tierra, lo que supone a su vez otra posverdad. Pero de la negación y la espiral del silencio nos ocuparemos otro día. Por lo que se refiere a la posibilidad de revertir la situación, el quid de la cuestión es que sería más factible que la objetividad ganase la hegemonía del discurso a la posverdad si gran parte de los que tuviesen consciencia de dichas realidades no representasen la otra cara de la misma moneda. Para ser más concretos, sería más factible si muchos dejasen de centrarse en ideas como que nuestra cultura es exclusivamente africana o que debemos dar prioridad al estudio de la lengua amazigh, cuando la mayoría del pueblo canario ni siquiera sabe que está en África ni conoce ni respeta su propia modalidad dialectal de nuestra lengua materna; y se enfocasen en una educación y una difusión de datos objetivos que generase una concienciación identitaria y cívica que transformase a la sociedad canaria.