Cuñadismo se define como un concepto próximo al amiguismo, pero sobre todo se refiere, según Fundéu BBVA, a «a la tendencia a opinar sobre cualquier asunto, queriendo aparentar ser más listo que los demás». Continúa el buscador urgente de dudas en Internet señalando algunos titulares en prensa en los que el sustantivo se usa: «El cuñadismo ha triunfado en España», «¿Por qué nos engancha tanto el cuñadismo en televisión?» o «Radiografía del cuñadismo español, la pandemia que martiriza un país entero». Sin embargo, la pandemia del maximalismo, llamada cuñadismo, no se ha contextualizado en Canarias. En época de cenas navideñas, los cuñados adquieren un protagonismo especial y sientan cátedra en mesas repletas de langostinos, patas de cochino, carne de cordero y polvorones.
¿Sabrías esbozar el retrato del cuñado canario? Aquí un intento. El cuñado canario tiene que ser, por definición, un orgulloso español. Habrían dos tipos de cuñados canarios: los españolistas convencidos y los cuñados nacionalistas. Ese segundo cuñado sería un nacionalista canario que critica, boicotea y ridiculiza a los catalanes. «Yo no compro cava catalán, yo brindo con sidra asturiana, que se jodan los catalanes», diría. A su vez, cuando se pone serio envidia a vascos y catalanes por sus logros. Cualquiera de los dos tipos de cuñado canario alabará a Silva en la Selección, criticará a Piqué y será, en distintos grados y ya sea del Madrid, del Barça o del Atlético de Madrid, un futbolero empedernido, pero se reirá de ti en la mesa si dices ser seguidor del Tenerife o de Las Palmas. «Espérate sentado a celebrar títulos», comentará.
El cuñado canario estuvo a favor de las prospecciones petrolíferas. «Tú lo que quieres es una isla de mochileros y jipis, deja entrar al progreso». Pone gasolina a su coche, infinitamente mejor al tuyo, en Repsol, para llevar la contraria al enlace de boicot que compartiste en redes sociales, años ha. Se sacará una foto en el momento de repostar y se la enseñará a todos los componentes de la mesa en plan burlesco. El cuñado canario está a favor del acuario de Kiessling, del Puerto de Granadilla, del proyecto de Chillida en Tindaya, del de Ibarrola en Garafía y de convertir a La Graciosa en una potencia turística, «porque allí viven atrasados». Se alineará con Pablo Rodríguez en la petición de más y más carreteras, se quejará de la falta de aparcamiento y te llamará pringado y pobre si coges la guagua o te compras una bicicleta. «Pareces un holandés, el holandés errante», bromea mientras babea y se ríe a gritos.
El cuñado canario piensa que el que no trabaja es porque no quiere, el que no tiene casa es porque es un perdedor, le produce pereza las problemáticas laborales de las Kellys o los trabajadores de Centros Comerciales y quiere usar el piso que tiene su mujer en herencia y pendiente de reformar para alquilarlo por habitaciones a turistas sin dar de alta el negocio. El cuñado canario es insensible a las problemáticas del día a día de su país, pero es socio de Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras o Unicef. «Yo soy solidario, cuñado, pero no un perroflauta como tú». Va a la Iglesia cuando hay boda, bautizo, comunión o entierro y, aunque se queda fuera en todas las ocasiones, te dará lecciones de religión y cerrará un debate en el que te quejes de la institución de la Iglesia con un «algo hay, creer ayuda, sobre todo a personas mayores y debiles», desautorizando tu opinión. El cuñado canario critica la conservación del medio ambiente, detesta a los ecologistas y te pone vídeos del Padre Báez en plena acción, mientras babea de risa y lo imita: «¡Cabrón Cabildo! ¿Van a comer pinocha cabrones?».
Nuestro cuñado canario no tiene ni idea de lo que es la identidad, pero desecha la idea de que Canarias tenga una propia. «Yo lo que tengo es un carnet de identidad. Y tú también, por cierto», sonríe. Piensa que la cultura canaria es solo una isa y ordeñar a las cabras. Sin embargo, te dará lecciones de lo pequeña y humilde que es la cultura nuestra y la mezclará intencionadamente con rasgos andaluces y reminiscencias de la cultura canaria durante el franquismo. Aunque tú sabes que no lee mucho más allá de periódicos deportivos, si se lee un libro te lo estará recordando tres cenas de Navidad. No sabe ni siquiera que en Canarias se han editado y se editan libros, pero ya le parece localista y falto de apertura. Eres consciente que en su librería solo está el libro de Aznar, «porque ese tío tenía dos cojones», uno de José Bono sobre el Ejército, «un socialista que modernizó el Ejército», uno de autoayuda, «para mi mujer…», un recetario y el libro de los hechos históricos más increíbles de la historia, el cual es propicio para repetir durante cenas y cenas.
Cuando intenta hablar fino, mete c, s, j y z con mucha torpeza. El habla canaria para tu cuñado es hablar gritando, atropellado y con exabruptos. «¡Echa las cabras palláncimba!», vocea. En el mundo de tu cuñado la evolución no existe. Tampoco la igualdad de género. Para él las mujeres valen por el atractivo que tienen y su mujer está condenada a ocuparse de la casa, los niños y además de trabajar. Piensa que hay mucho cuento en cuanto al maltrato machista porque «también hay hombres asesinados», pero además «a veces hay mujeres que desquician, cuñado…». ¿Feminismo? Aquí tenía que llegar el término: feminazis. «Que me respeten ellas a mí, yo creo en la igualdad, ni en feminismo ni en machismo». Cree que muchas mujeres provocan demasiado y por eso son víctimas de violación. En cuanto a la homosexualidad, dice respetar, «pero que me respeten ellos a mí». Si hablamos de interculturalidad, dice no ser racista, pero se queja de sudamericanos, magrebíes, subsaharianos y comercios chinos, por supuesto no lo hace de europeos. «Porque ellos llegan aquí y ya tienen una paga sin trabajar», argumenta.
El cuñado canario pide el cierre de TV Canaria, «total, para emitir basura de la isla de al lado y películas del Oeste…». Le gustaría un espectro televisivo en el que dominen las privadas Antena 3, Telecinco, Cuatro o La Sexta, sin desdeñar a los canales que emiten día y noche programas yanquis. Televisión Española tiene su función social, para el cuñado, en la emisión de Eurovisión, la Champions League o los discursos del Rey, sin caer que están en todos los canales. Si hablas de alguna película que viste y te gustó, el cuñado habrá visto una mejor en algunas de estas cadenas. Terrible es el cuñado canario con televisión por cable. «Yo veo televisión a la carta mientras tú te tienes que conformar con ver ‘Noveleros’, ¡evoluciona!». Si tienes televisión por cable, su suscripción será mejor, si ves una serie, él verá otra mejor, si ven la misma, él verá cosas que tú no alcanzas a ver…
Tienes que tener en cuenta que el cuñado canario tiene mejor coche, mejor ropa, mejor casa, mejor trabajo, más expectativas y es más inteligente. Habla con suficiencia y te da lecciones. Nunca rehúye la conversación y te incita al debate: «chacho, estás muy callado». Aunque haya más gente en la mesa, siempre quiere hablar contigo, es una obsesión. Su vida se llena cuando te puede dar unas cuantas lecciones. Tratará con soberbia y desprecio todo lo que tú consigas, aspires o tengas en mente. ¿Y tú? ¿Te atreves a retratar al cuñado canario? Te animo a que lo hagas a través de los comentarios a este artículo o en Twitter con el hashtag #cuñadocanario.