
La semana pasada escribía en Tamaimos sobre el modelo turístico en Canarias y lo comparaba con los casos de Barcelona y Venecia. El reportaje se quedó a medias porque faltaba una de las aristas del tema; la tasa turística. La califico de prohibida porque es un tema tabú en Canarias. Desde la presidencia del Gobierno de Canarias, la alcaldía de la ciudad más poblada del Archipiélago, Las Palmas de Gran Canaria y las cuatro patronales turísticas se rechaza de plano. ¿Tan nefasta sería una tasa turística en Canarias? ¿Dejarían los turistas de venir a Canarias? Son cuestiones discutibles, que son objeto de análisis en próximas líneas.
En París desde 1910 y en Catalunya desde 2012
La tasa turística se cobra en muchos lugares del mundo. En abril de 1910 se establece la llamada taxe de séjours en Francia. Existe en otras ciudades como Amsterdam, Roma, países como Estados Unidos y conocidos destinos turísticos como el Caribe. Hace unas semanas disfruté de un tour por el norte de Italia y pagué tasa turística en las cuatro ciudades que visité. El precio fue de 2 euros en Milán, Venecia y Verona. En Milán aludían a que se usaba para la reconstrucción del Duomo y el resto del patrimonio de la ciudad. En las otras ciudades se argumentaban razones similares. En Turín, cuya tasa es de 2,40 euros, se usa para ofrecer un servicio turístico sostenible y de calidad. Italia llama esta tasa tassa di soggiorno.
En el estado español también existe. En Catalunya se estableció en 2012. La tasa es de poco más de 2 euros en el caso de hoteles de 5 estrellas y de en torno a 1 euro para otro tipo de establecimientos. La web institucional de la Generalitat señala que está “destinada al fomento del turismo responsable y de calidad”. Pese a las críticas iniciales el turismo aumentó en Catalunya en torno a un 20% entre 2012 y 2014. Los beneficios derivados de la tasa turística se cuantifican en unos 82 millones de euros, 40,5 millones en el último año.
En Baleares se plantea recuperar la ecotasa que funcionó hasta 2003. En los veranos de 2002 y 2003 se recaudaron unos 160 millones de euros, que sirvieron para mejorar las infraestructuras turísticas y recuperar espacios naturales. Doce años después la presidenta socialista plantea recuperar el impuesto. En Madrid se ha levantado la polémica al respecto, pero el ayuntamiento ha desmentido que se fuera a implantar momentáneamente.
Ni hablar de tasa turística en Canarias
En Canarias el debate se ha cerrado rápido. El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, señala que esta tasa podría tirar al traste las expectativas de crecimiento turístico. El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, también rechaza la tasa porque la ciudad «quiere crecer». Las cuatro patronales turísticas de Canarias y hoteleros están en contra de este impuesto. Ofrecen diez argumentos en contra de la dicha tasa. Algunos argumentos son que la turoperación no lo aceptaría, que Canarias no se puede comparar con Barcelona o París, la eterna disculpa de la lejanía a Europa, piensan que ya es bastante recaudar 1.524 millones de euros anuales vía impuestos y aluden al fracaso de la ecotasa balear, que la eliminó.
Pero hay voces que van en otra dirección. Una de las compañías de bajo coste que más está volando a Canarias, Norwegian, no considera determinante la tasa turística como motivo para elegir un destino turístico. Así lo indicó el director de Comunicación y Relaciones Institucionales de la compañía, Alfons Claver. El presidente de Nueva Canarias y diputado en el Parlamento, Román Rodríguez, aboga por implantar la tasa turística. Habla de usarla para mejorar el destino, pero no especifica su función. La iniciativa Reforestar Gran Canaria solicitó el establecimiento de una tasa turística de 1 euro por noche en Gran Canaria, como uno de los medios de financiación de la campaña. Estiman 20 millones de euros de recaudación anual solo en esta isla.
El año pasado llegaron a Canarias 13 millones de turistas. El gasto por turista se incrementó, pero la tasa de paro continuó en niveles altos. El turismo no tira del empleo. La tasa turística podría liberar partidas de presupuesto público, sirviendo para posibilitar un turismo más sostenible, con mejores infraestructuras, aseguraría el abastecimiento de agua y energía, y potenciaría las energías renovables en las islas. Claro que los turoperadores, las patronales y los hoteleros, los mismos que mandan en el negocio turístico en Canarias, no verían ni un euro de esa tasa. Igual teniendo esto en cuenta entendemos un rechazo tan taxativo para un impuesto tan generalizado.