Les voy a pedir una cosa, si me apuran algo extraña. Vayan a la parte baja de la entrada y pulsen play en el vídeo adjunto. Es la «Canción en harapos» de Silvio Rodríguez. Unos dos minutos de introducción instrumental, les adelanto. Mientras, les voy contando el planteamiento de este artículo. Voy a hablar de las elecciones, con el apoyo de esta canción. «Canción en harapos» es uno de los temas más directos del cantautor cubano. Habla de la hipocresía de ciertos personajes que se enervan (o fingen que lo hacen) y protestan desde la distancia, desde las mesas repletas, desde el estómago lleno y los bolsillos rebosantes. Mientras pasan los casi dos minutos y medio de parte instrumental, les cuento una anécdota. Para las elecciones de 2011, Francisco Vaquero, portavoz del Partido Humanista afirmó que «tenemos que cambiar el mensaje. La gente no debe dejarse chantajear por la utilidad del voto. Es mejor votar nulo, a la Virgen del Pino o a Cantinflas. Si no vas a votar o votas en blanco estás haciendo un favor al bipartidismo».
Vaya por delante que creo que el ciudadano es suficientemente inteligente para saber a quién le vota. Asimismo, les animo a que lo hagan en base a la conciencia y que sepan separar quiénes construyen y quiénes están en la política por poder, fama o deseo de enriquecimiento. La política no es una profesión, es una circunstancia temporal, es un servicio público. La vocación pública se tiene o no se tiene, no se puede forzar. Repudio a los que aseguran que todos los políticos son iguales. La ausencia de política es el fascismo, si no crees en lo que hay, organízate e influye en política. Desde abajo, desde la horizontalidad. Créanme si les digo que el sistema político está cómodo con la ausencia de alternativas, con la conformidad del «yo paso de la política porque todos son iguales», de fomentar la idea de que es un ejercicio que hacen marcianos más preparados que nosotros. Es una discusión recurrente, la he tenido con gente sin formación pero también con mucha gente formada, con grandes estudios y con una trayectoria profesional exquisita. La democracia no es ir a votar cada cuatro años, democracia es exigir elementos de participación ciudadana y de transparencia durante los mandatos. Por otro lado, me parece imperativo exigir programa, exigir propuestas y un pensamiento que vaya más allá de los cuatro años de legislatura. Que piensen en el futuro, que generen sinergias con la gente, que tomen el trabajo hecho por los antecesores, aunque sean de otro partido.
Es el momento de separar. Separamos los políticos buenos de los malos, los que hacen cosas de los que no hacen nada, los que se sientan solo con empresarios y los que reciben a los trabajadores, los que priorizan servicios básicos a la ciudadanía y los que enriquecen a sus colegas. Les pido un momento de reflexión. Un día de reflexión es muy poco, falta más de una semana para las elecciones y tanta publicidad electoral nos puede generar enajenación mental transitoria. Ahora sí, minuto 2 con 26 segundos. Silvio comienza a cantar y yo les invito a recordar. Acuérdate de todo lo que ha pasado. Paro, miseria, hambre, desahucios, un familiar que lo pasa mal y llora el domingo en la reunión familiar porque no tiene oportunidades. Si has mirado a tu alrededor, verás que hay personas a las que han sometido a la caridad, a la limosna. Muchas veces esas dádivas eran «generosamente» organizadas por las mismas instituciones que habían provocado tan penosa situación. «Y regalarle ropitas a la pobrecita hija del chófer».
Cambien lo de «pequeño burgués» por «cacique», acaso «casta», quizá «terratenientes», a lo mejor «mandamases», lo que prefieran. «Cuantos colores, cuantas facetas tiene el pequeño burgués». Ahora haz memoria y repasa los datos turísticos. Absolutos récords en Canarias que no se traducen en oportunidades de empleo. Ya sea por ineptitud o por inacción, tu paro, el de tu cuñado o el de tu hermana, tiene que ver con ellos. «Que fácil es trascender con fama de original pero se sabe que entre los ciegos el tuerto suele mandar». Esos mismos que te han encasquetado la Ley de Seguridad Ciudadana, que prácticamente acaba con la democracia, por lo menos con aquello que había… «Que fácil de apuntalar, sale la vieja moral que se disfraza de barricada, de los que nunca tuvieron nada, que bien prepara su máscara el pequeño burgués».
Hace unos días José Miguel Pérez, todavía Vicepresidente del Gobierno de Canarias, aseguró que en Canarias «nadie ha pasado hambre» gracias a la labor del PSOE en el Gobierno. Debe ser que el Vicepresidente no visita barrios del extrarradio, se me ocurren dos muy afectados, Cruz de Piedra y el Lasso en Las Palmas de Gran Canaria, pero pasa en muchos. Recuerdo la rueda de prensa en la que Pérez presentó la propuesta de abrir los comedores escolares en verano. Decía el Vicepresidente que los niños necesitaban «desayunar, comer y cenar». Si estaba abriendo los comedores en verano es porque habían niños que con suerte solo hacen una comida y en ocasiones es en el mismo colegio. Es débil la memoria del Vicepresidente. «Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir la caravana en harapos de todos los pobres. Desde un mantel importado y un vino añejado se lucha muy bien. Desde una casa gigante y un auto elegante se sufre también. En un amable festín se suele ver combatir».
Ahí los tienes. Los mismos que no dejaron que la ciudadanía opinara en el tema del petróleo, ahora te piden el voto, los que dieron la espalda al pueblo y pidieron sacrificios, ahora aparecen sonrientes y engalanados en los carteles. ¿Ahora? Y antes, ¿la democracia estaba suspendida? «Si fácil es abusar mas fácil es condenar y hacer papeles para la historia para que te haga un lugar». Y, ¿qué me dices de los programas electorales de copia y pega, hechos desde Madrid? ¿Cómo se puede explicar que la televisión haga lo que no hace el sentido común, el entorno más cercano, las necesidades más básicas? ¿Verdad que es más fácil condenar la opacidad de un mal Ayuntamiento en España que hacerlo aquí? ¿No es cierto que nos indignamos cuando vemos las porras volar sobre cabezas en el Metro de Madrid, pero no nos pronunciamos cuando agreden en el Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria? «Qué fácil es protestar por la bomba que cayó a mil kilómetros del ropero y del refrigerador».
Piensen en las listas de espera, en la degradación de lo público, en lo difícil que será estudiar para los más necesitados, si la dinámica sigue así. Reflexionen acerca de la falta de propuestas, de las medidas parcheadas que proponen algunos, de lo «fácil que es escribir algo que invite a la acción contra tiranos, contra asesinos, contra la cruz o el poder divino, siempre al alcance de la vidriera y el comedor». Ahora vayan a la cocina, vean el humilde mantel de pocos euros, la nevera vacía de mediados de mes, las cuentas para llegar al final del mismo, como quien cruza una meta. Luego compárelo con las caravanas electorales, con sus promesas incumplidas, con la cantidad de papel desperdiciado en apenas dos semanas, en que a «la fiesta de la democracia», que definen algunos, no están invitados más que a introducir una papeleta, en que la democracia solo dura una campaña electoral cada cuatro años. A veces es necesario reflexionar, y no solo durante un día antes de las elecciones, es más, ni siquiera solo antes de las mismas, sino cada día. Democracia es mucho más que «agitar un pañuelo a la tropa solar».