
«Me gusta la palabra disparar». Así respondió el empresario Andrés Alonso ante la polémica suscitada por un mensaje suyo en la red social Facebook. La publicación dice textualmente “voy a disparar contra todos ustedes que me están injuriando”, en referencia a la información de la periodista Begoña Ávila, de la Cadena SER, en la que se hablaba de falta de solvencia para acometer la obra del Mimiland Water World, en Güímar.
La construcción pretende levantarse sobre una zona de extracción de áridos precintada y protegida. Alonso ya ha tenido problemas de solvencia con anterioridad. Pese a la advertencia velada y directa del empresario, que atribuye a «una canción de Melendi», la alcaldesa de Guímar, Carmen Luisa Castro (del Partido Popular) defendió a Alonso. Castro afirmó que le tiene «por un hombre serio» y vino a decir que los periodistas eran en ocasiones bastante molestos. También, pese a la oposición, reiteró su apoyo al macroproyecto del Mimiland Water Wordl.
Si ya es preocupante que un empresario se atreva a amenazar a una periodista de una manera tan burda y barriobajera, ya sí es para disparar (al empresario le gusta esa palabra) las alarmas que una política defienda este tipo de actitudes. Demuestra la connivencia entre interés privado y público, máxime cuando hay deseos comunes de por medio. Begoña Ávila estuvo valiente y no cedió al chantaje: «no me gusta la palabra disparar cuando se refiere a mi persona». Pero Andrés Alonso, cuya cultura no parece excelsa a tenor de cómo escribe, le señaló que era una metáfora y que la consideraba «inteligente para entenderla». Los mensajes de apoyo se han agolpado en la cuenta de Twitter de la periodista de la SER, que ha respondido de la siguiente manera:
La verdad y las palabras, mis únicas armas. No necesito amenazar ni mentir para ejercer mi profesión #periodismolibre ¡Gracias a todos/as!
— Begoña Ávila (@BAvilaR) Mayo 8, 2015
¿Estamos dispuestos a permitir presiones y amenazas de empresarios chanchulleros a periodistas cuando descubren sus trapos sucios? Como sociedad democrática que aspiramos a ser, nos jugamos mucho. Apoyo absoluto a Begoña Ávila.