Intentando resolver un asunto informático en Casas Nuevas, Telde, Gran Canaria, y sobrándome tiempo hasta que abriera el negocio, me dediqué a dar un paseo por la zona de San Venancio. Observo varias calles con el nombre de las Islas Canarias: La Gomera, Lanzarote, La Graciosa, Tenerife, Fuerteventura, La Palma, y El Hierro.. Total, siete. Entonces me acordé de que en Octubre de 2014 el Parlamento de Canarias reconoció como Octava Isla a La Graciosa; luego, faltaba una. Por más que escarbaba en mi memoria no me acordaba del nombre de la misma. Empecé a preguntar entre los vecinos, pero nadie sabía, si bien alguien apuntó que a lo mejor era “Las Palmas”. -No me cuadra, respondí, porque Las Palmas no es una isla sino una provincia compuesta por las islas de Lanzarote, La Graciosa, Fuerteventura y Gran Canaria. Entonces un niño de nueve o diez años dijo, mirando a uno de los contertulios: -Pá, yo creo que la isla que falta es Gran Canaria, porque mi Maestro nos explicó Geografía de Canarias y nombraba a Gran Canaria entre las ocho.
¡Claro, mira que somos toletes! Si cada provincia canaria tiene cuatro islas, en total son ocho; luego, el nombre de la isla que no aparece entre las calles de los alredededores debe ser “Gran Canaria”.
Alguien más interviene para aclarar que cómo se va a poner la isla dentro de la isla. -¡Eso no puede ser! No nos pareció un buen razonamiento, ya que una cosa es la isla de Gran Canaria con sus 1551 km2 y otra el nombre de la misma puesto a una calle. Aceptada la explicación, al final parecía claro que casi cuarenta años de democracia en Telde habían olvidado el nombre de su propia isla, pues Telde carece de una calle que se llame Gran Canaria.
Para asegurarme, como tengo el ordenador estropeado, llamé a la Policía Municipal de Telde y pregunté que dónde está la calle Gran Canaria en el municipio. El Agente, amablemente, me responde: -Me suena que no me suena, pero espere que le pregunte a mi muchacho (él sí tenía el ordenador funcionando) y, después de intensos veinte segundos consultando diversos y variados programas, va y me dice: -Caballero, ya me parecía a mí que no me sonaba esa calle; Gran Canaria no existe…., en el callejero de Telde, quiero decir. -¡Ah!, pues muchas gracias, señor agente municipal de la Policía Local.
Más después, para corroborar que yo había visto el nombre de la calle en L/P de Gran Canaria, marqué también el número de la Policía Municipal, donde me confirmaron que el nombre de Gran Canaria corresponde a una calle que está junto a la playa urbana mejor del mundo, o sea, Las Canteras. También la leí un día en la Villa de Ingenio. Bueno, en realidad en Ingenio la vi sólo un poco, porque la mitad de la calle se llama Gran Canaria y la segunda mitad tiene el nombre de otra isla. Tímidos que son.
La comprobación, como por casualidad, de este hecho en Telde viene a confirmarme de alguna manera algo que ya había constatado desde hace años en este hermoso muncipio del Este grancanario, y es que la gente de la segunda ciudad demográficamente más grande de nuestra isla y mayormente comerciantes e industriales, autóctonos y foráneos, no tienen percepción insular de nuestra tierra. Piensan que en el mundo Telde sólo hay uno y que cuando alguien va a una Agencia de Viajes en Extremo Oriente y pide un billete para Telde, inmediatamente les dan un billete para la isla de Gran Canaria. Y quizás algo hay de verdad, ya que hace un par de años, en un viaje que hice a China, cuando nombré Telde, varos chinos exclamaron al unísono: -¡Ah, sí, Telde!, la segunda ciudad de Gran Canaria, situada al naciente, entre L/P de Gran Canaria e Ingenio. Por eso, cuando ustedes leen folletos editados por los comerciantes de Telde, observarán -con alguna honrosa excepción- que no incluyen el nombre de la isla en la que se halla su negocio, pues hasta los chinos conocen su ubicación. ¿A qué molestarse? A lo sumo, algún comerciante agrega el sufrido y equívoco “Las Palmas” al final de la dirección, lo que propicia que más de un chino se haya beneficiado de un viaje gratis a La Palma sin haberlo solicitado ya que pretendía venir a Gran Canaria.
Para terminar este breve entretenimiento, sugiero a los políticos teldenses -naturalmente, a los no corruptos; los otros se las arreglan solos- que añadan en su programa un punto que defienda el derecho (¿o es el deber?) de los negocios a incluir en su membrete el nombre de la isla de Gran Canaria. Entonces contarán con nuestro apoyo.
* Artículo del Profesor C. R. Ruano enviado por correo electrónico a Tamaimos para su publicación.