Nuestra Historia Antigua malvive entre mitos, manipulaciones, olvidos y desconocimientos. Los estudiosos de estos asuntos que se exigen no traspasar los límites de la rigurosidad y la sensatez suelen ser arrinconados y hasta perseguidos intelectualmente en este loco archipiélago de comienzos de siglo. Y sin embargo, son muy necesarias sus voces y sus razonamientos, entre tanto delirio imperial neorromano, por poner un ejemplo. El artículo que hoy compartimos en Tamaimos salió publicado el pasado trece de diciembre en Izuran, blog dedicado a la cultura amazighe de las Islas Canarias y es un derroche de conocimiento y sentido común ante la propuesta de Mohand Timaltine, profesor y especialista en la lengua bereber de la Universidad de Cádiz, España, de recuperar la lengua de los indígenas canarios para la sociedad canaria actual. Creemos que este artículo de Izuran aporta claves y datos de interés para orientarse en este debate que seguramente no acabe aquí.
¿Recuperar la lengua guanche en Canarias?
En el mes de diciembre las declaraciones del profesor Mohand Tilmatine no dejaron a nadie indiferente en la sociedad canaria. En la prensa isleña pudimos leer titulares como “La lengua del os aborígenes guanches podría volver a ser hablada”, donde se recogían las declaraciones al respecto de Tilmatine, profesor y especialista en lengua bereber de la Universidad de Cádiz. En el marco de unas jornadas sobre dialectología árabe en la Universidad de La Laguna, el profesor cabilio afirmó que, aunque hoy la lengua guanche esté muerta,“no significa que esté muerta para siempre».
Sobre este último asunto, el especialista se mostró sorprendido “por los pocos conocimientos que hay del bereber en Canarias”. Para Tilmatine, si hubiera interés, Canarias podría emular a otros pueblos que han recuperado sus lenguas muertas como el hebreo, por tanto lamentó que sea bien diferente y que no se enseñe bereber en sus escuelas y universidades públicas. Señaló que, por el contrario, en otras comunidades del Estado como Andalucía y sobretodo Cataluña existe la enseñanza en este idioma para el alumnado norteafricano. A juicio de Tilmatine, “resulta, cuanto menos raro, que en Canarias, donde se habló bereber, no haya interés por aprender este idioma, lengua materna de millones de personas en países tan diferentes como Egipto, Túnez, Libia, Argelia, Marruecos, Mauritania, Mali, Niger y Burkina Faso”. Ciertamente, diversos dialectos amazighes fueron hablados durante más de dos milenios en Canarias, y aún hoy, a pesar de caer en desuso a comienzos del siglo XVII, sus fósiles lingüísticos son abundantes en la toponimia insular, etnónimos, antropónimos y en el español de Canarias. Si bien las declaraciones de Mohand Tilmatine son positivas para estimular el debate, es importante plantear las dificultades objetivas sobre la cuestión de la lengua amazigh en Canarias. Desafortunadamente, no podemos obviar una serie de dificultades y obstáculos que están lejos de ser salvables si se pretende reproducir las antiguas hablas del Archipiélago:
1-No conocemos ninguna de las hablas insulares en su totalidad.
Los abundantes restos lingüísticos no son suficientes para conocer ni reconstruir, en su totalidad, ninguna de las hablas amazighes habladas en Canarias en torno al siglo XV y XVI. A pesar del dilatado periodo de convivencia lingüística a lo largo del siglo XV y XVI, tras la conquista, no se conoce hoy ningún documento u obra que intentara recoger ninguna de estas hablas en su totalidad antes de su caída en desuso. A posteriori, desde el siglo XIX apareció el interés científico en el estudio y análisis de los restos de estas hablas mediante la lingüística comparada con las hablas amazighes vives en el Norte de África por autores como Dominik J. Wölfel, Juan Alvarez Delgado o actualmente Ignacio Reyes García. Y es que, aunque las variantes lingüísticas de las Islas no son habladas desde hace siglos, en el Norte de África el idioma sigue vivo. Con todo, no existe una institución académica especializada en dicho ámbito que facilite esa investigación, dada generalmente por inútil al tratarse de una lengua ‘muerta’.
2- Existe una amplia diversidad lingüística amazigh.
Otro escollo importante es la complejidad y riqueza de las hablas amazighes que aún están vivas en el Continente. No existe un idioma amazigh en la actualidad comparable a los idiomas normalizados europeos, al contrario. El carácter eminentemente oral del idioma lo ha fragmentado en miles de hablas y no pocos dialectos que, por si fuera poco, carecen de una variedad estándar o literaria de la lengua. Por otro lado, existe el factor de la profunda influencia del árabe, sobretodo en determinados dialectos continentales. Es tal la complejidad que existe el debate sobre si hablamos de una lengua o varias, pero el mundo científico, coincide en que existe una profunda unidad lingüística que nos permiten hablar de un solo idioma. En el caso de Canarias, todo parece indicar que también existió esa diversidad, al menos entre islas. Por consiguiente, no podríamos hablar estrictamente de una lengua bereber canaria homogénea. Al respecto, los estudios etimológicos señalan una evidente inclinación de las hablas isleñas hacia los dialectos meridionales, fundamentalmente el actual dialecto tuareg y las hablas del centro y sur marroquí.
3- No existe una demanda social para la recuperación del amazigh en Canarias.
Aún no existe una inquietud generalizada al respecto. El español es el idioma propio de las Islas Canarias desde hace siglos, hasta el punto de que el país cuenta con una variedad propia del mismo, del que no pocos restos lingüísticos amazighes insulares forman parte. Aunque hablar amazigh en Canarias no tendría ni debería ir en detrimento del castellano, ni siquiera se contempla una recuperación que desempeñara un rol de complemento cultural enriquecedor. Por otro lado, también existe una postura, al menos de indiferencia y de nula voluntad política e institucional hacia ello. Es evidente que el desconocimiento generalizado y la precaria conciencia identitaria de la sociedad canaria no facilita ningún interés al respecto.
Reflexión final
Estos tres grandes obstáculos frenan cualquier interés y tentativa en recuperar las antiguas hablas amazighes de Canarias, más coloquialmente conocidas como el ‘guanche’. Con todo, compartimos inquietudes y reflexiones con el profesor Tilmatine, y es que no es razonable que mientras comunidades como Cataluña y Andalucía brinden facilidades para el estudio y conocimiento de la lengua amazigh, en Canarias sea un tema tabú. Resulta del todo incomprensible cuando no sólo se habló en las Islas durante milenios, sino que su huella sigue impregnando hoy el territorio canario y el español de Canarias.
Pero no vamos a negar lo evidente: existen prejuicios políticos en torno a la cuestión lingüística, sobre todo cuando tratamos de uno de los valores más diferenciadores desde el punto de vista identitario. Un elemento que además no termina de encajar en la identidad superficial y folclórica, en el sentido peyorativo, de Canarias. Es también un aspecto atractivo para el nacionalismo canario más exaltado, muy interesado en utilizar como arma política el amazighe, pero menos en estudiarlo y conocerlo en profundidad. Pero en todo caso, es injusto que una sociedad coaccionada por prejuicios políticos se prive de estudiar, conocer y disfrutar de uno de sus valores culturales.
La posibilidad de profundizar los estudios y conocimientos lingüísticos del ‘guanche’ y de la lengua amazighe en general entra dentro del sentido común. Sólo desde una fobia excluyente podría haber oposición a este derecho elemental de cualquier pueblo. El derecho al estudio, conocimiento e incluso difusión de la riqueza lingüística amazighe en Canarias es fundamental para el reencuentro con nuestras raíces y el enriquecimiento de nuestra identidad.
Pero una cuestión rebatible es la opción legítima de la reconstrucción y difusión de una variante amazigh de las islas basada en elementos insulares y continentales modernos, algo que entra dentro de lo posible. En todo caso, semejante empresa debería ser impulsada por un equipo de especialistas en la materia que aún no existe. Quizás, la hoja de ruta pasaría por establecer unos criterios lingüísticos coherentes y serios, así como unos vehículos de difusión y transmisión adecuados. Pero sobre todo, sería necesario una voluntad real, sobre todo social, que respaldase esta iniciativa cultural. En este caso, a nuestro juicio, recuperar la tamazight debería ser para sumar, y de ninguna manera, para restar o imponer. Es un patrimonio de todos que no debe ir en detrimento de nada ni de nadie, y mucho menos del español, nuestra lengua propia desde hace siglos.