El pasado once de febrero tuvo lugar una gala benéfica [la primera de las tres previstas] en el Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria para recaudar fondos y apoyos para las familias del barrio aldeano de Tasarte afectadas por la barranquera que provocó el temporal del pasado diciembre. El espectáculo, con algunos fallos en cuanto a sonido y montaje, estuvo aceptable, teniendo en cuenta la presura y el voluntarismo con que se hacen este tipo eventos. Podríamos decir que valió la pena, sobre todo por el arrope que han recibido los tasarteros.
Hasta ahí correcto, ahora bien, lo que me llama la atención es la inmodestia de la mayoría de nuestros «artistas» (todos dejan claro que apoyan las causas solidarias de manera altruista, pero lo dicen) y, sobre todo, la falta de de formación y valores verdaderamente solidarios entre nuestra gente para abordar estos temas. Salvo Yeray Rodríguez (conductor del espectáculo), las intervenciones de la mayoría de los artistas hablando acerca de la solidaridad con Tasarte fueron vergonzosas. En este sentido destacan de sobremanera los desaciertos de Pepe Benavente y de Daniel Calero (este último dijo algo así como que ya estaba cansado de participar en tantas galas en favor de Haití y que ya era hora de hacerlas por nuestra tierra, como si se pudieran comparar ambas tragedias), en una especie de «nacionalismo» rancio y mal entendido. Y lo peor de todo es que estas cosas las dicen pensando que los espectadores van a aplaudir o a asentir. Parece que en esta tierra, tan carente de ciertos valores, cualquiera que sepa cantar o contar chistes, micrófono en mano, puede atreverse a hablar de solidaridad, unidad del todas las islas (patético Pepe Benavente justificando -nadie sabe por qué- que se pusiera la camisa del Tenerife en el derby canario el año pasado) y de valores humanos…, en fin.
Y, siendo rigurosos, la mayoría de estas cosas ocurren por urbanizar nuestros barrancos…
Colaboración de Antonio Rodríguez