No había tratado hasta ahora el asunto de las dificultades por las que atraviesa el Museo Canario. Los supongo informados. Son parecidas a las que sufre el Teatro Ángel Guimerá, según relata Alfonso González Jerez. Son instituciones diferentes, en cualquier caso. Aunque el Cabildo de Gran Canaria se haya comprometido a mantener la subvención anual por este año, el horizonte sigue siendo oscuro para esta institución centenaria que merecería un comienzo de siglo mucho mejor. No sobran en Canarias instituciones propias, surgidas de nuestra propia iniciativa,… acostumbrados como estamos a importarlo todo: partidos, sindicatos, organizaciones, discursos, campañas, carteles, … ¿Tendremos que ir a ver los impresionantes fondos del Museo Canario al Museo Arqueológico Nacional, al lado del Retiro madrileño? ¿Habremos de conformarnos con una diecisieteava parte de la superficie que, con suerte, nos cederán? Hace algunas semanas visité el Museo Nacional de Antropología, un museo que hallé caótico, deslavazado en sus propuestas,… Allí estaba la famosa momia de Tenerife que Ricardo Melchior reclama para el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife, entre bustos de pigmeos, junto al esqueleto de un gigante de Extremadura,… A su lado, un triste panel explicaba en unas trescientas palabras las técnicas de momificación de los antiguos habitantes de Tenerife. Y poco más. ¿A eso quedará reducido nuestro patrimonio si finalmente cierra el Museo Canario? ¿O permanecerá en las islas pero desperdigado en diversas instituciones? En fin, alcemos la voz para que el esfuerzo del Doctor Chil, uno de los primeros en pensar en clave canaria, autocentrada,… no vea su fin ahora que tantas cosas comienzan.