La arqueología es una herramienta fundamental a la hora de crear, apuntalar y manipular identidades. El caso de Canarias es paradigmático porque a menudo se ha llegado a dejar de lado el rigor científico para promover según qué concepciones sobre nuestro pasado; recordemos casos gruesos, como el episodio de la piedra zanata, las pirámides de Güímar o los intentos de mediterranizar a los antiguos canarios, emparentándolos con Roma o los fenicios.
A menudo, sin embargo, la manipulación es más sutil, como vemos en la siguiente noticia: «y tras los yacimientos se han revelado materiales arqueológicos muy interesantes, tanto indígenas como peninsulares (sic) […]». Llama la atención que el investigador, Jorge Onrubia, use un término tan moderno, reciente, poco científico, como «peninsulares» para referirse a los colonos del siglo XV. ¿Qué lo lleva a preferir «peninsulares» a términos más precisos como «castellanos», «europeos» o incluso «españoles» (aunque España como realidad no surgiera hasta siglos después)? ¿Miedo a remarcar la diferencia entre autóctonos y foráneos, los que somos de aquí y los que vinieron de allá? ¿Es la suya una elección consciente o motivada por la inercia generalizada de considerar un tabú la dialéctica nosotros-ellos? La generación de mis abuelos hablaba con normalidad de la guerra de España, de que fulanito se había mudado a vivir a España… ¿Se vería con la misma normalidad ese lenguaje hoy?
Algo más abajo ya no es la terminología lo que resulta poco inocente. Señala Onrubia: «aquí [en Gáldar] da la impresión que estos lugares [templos, santuarios, cementerios] eran respetados por la población castellana porque eran una mayoría indígena» (sic). De modo que los mismos que arrasaron con culturas enteras en América, que profanaron a placer en Canarias, escogieron respetar los lugares nobles de Gáldar. La acción positiva tiene su foco en la población castellana. Es una posible interpretación.
Por aquel entonces, en Gáldar los canarios eran mucho más numerosos que los colonos, como apunta el propio Onrubia. Estos últimos a menudo vivían temiéndose una rebelión de la población mayoritaria, lo que atestiguan documentos de la época dirigidos a los Reyes Católicos. Así, quizá la no profanación se explique más por el miedo que por el respeto, a lo que habría que añadir la alianza de Castilla y Fernando Guanarteme, que sería otra razón para conservar la residencia de este último. La acción positiva ya no tiene su foco en los colonos castellanos. Es otra posible interpretación.
La arqueología es una herramienta fundamental a la hora de crear, apuntalar y manipular identidades.