Leo en El País que la Resistencia francesa anti-nazi nació de gente anónima, como ustedes y como yo, que un día supo que su deber era luchar de cualquier forma contra la ignominia del fascismo. Luego hubo muchos actos heroicos. Si conocen París, sus calles, habrán observado las placas que abundan en barrios como el Marais o el Quartier Latin, recordando a aquellos ciudadanos que dieron su vida luchando contra la barbarie. Pero en el principio, oficinistas, estudiantes, funcionarios, jubilados,… encarnaron el sustento humano del ideal de una Francia liberada. Viene esto a cuento de un comentario que nos dejó el amigo Abaceloy en la entrada “Diferencias sí. Alienación no.”, a cargo de Agustín Bethencourt. Reivindicaba nuestro lector, no sin cierto deje de amargura, los logros de una generación, la suya, que en los setenta se dejó hasta el alma para que hoy pudieran existir, y nos llena de orgullo esto último, blogs como Tamaimos. Como mi otro compañero tamaimo, Iván Suomi, reconocía, demasiadas veces hemos sido injustos con esa generación, observando sólo sus errores y sus límites, no reconociendo sus aciertos y sobre todo su generosidad y abnegación. Ahora toca dialogar con esa generación en fructífero encuentro, valorar críticamente la transmisión de ese legado, aprovechar lo que de él sirva dejando atrás lo que ya no tiene razón de ser,… y todo esto con el objetivo de conseguir una Canarias y un mundo mejor. Que Tamaimos sirva como lugar de encuentro para tan noble propósito.