Acusa Gloria Gutiérrez a Miguel Zerolo de actuar de testaferro en el caso de Las Teresitas y, en mi opinión, tiene mucha razón. Lástima que no hubiera llevado la reflexión un poco más allá reconociendo que ése y no otro es el papel de buena parte de la clase política, un hilo transversal que une a centros, izquierdas y derechas en su papel de conseguidrtes de la clase empresarial. ¿Cómo si no denominar al presunto socialdemócrata Hernández Spínola en su encendida defensa de la propiedad empresarial de la R.I.C. ante la tímida sugerencia de Paulino Rivero de utilizar dichos fondos para paliar la crisis en nuestro país? Testaferros son buena parte de los políticos cuando corren raudos a atender la llamada del “¿qué hay de lo mío?” como demuestran las transcripciones de las llamadas entre Adán Martín y Domingo Berriel a cuenta del caso Anfi Tauro. O ese Presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Manuel Soria, que no tuvo el más mínimo pudor al irse a pescar salmones con un empresario turístico del Sur de Gran Canaria, mientras éste andaba en tratos con la institución. Testaferros todos de un sistema podrido.