No sé si en esta vida habrá muchas cosas en las que estén de acuerdo José Manuel Soria y Román Rodríguez pero, desde luego, una de ellas es la crítica al modelo de financiación recientemente pactado entre el PSOE y Coalición Canaria. Es asombrosa la coincidencia en los argumentos de la derecha españolista y el centro progresista nacionalista te lo juro por mi madre. Véanlo aquí y aquí. Básicamente, ambos coinciden en señalar que es infumable pactar un modelo de financiación que aleja aún más a Canarias del umbral medio de inversión estatal per cápita. Vamos a explicarlo clarito y raspao para que se lo cuenten a los amigos, la familia, en la guagua, en la playa, etc. Es importante que pasen la voz y esto se sepa llanamente. El Gobierno de España debe, porque lo dice el REF que ha firmado con Canarias, invertir en Canarias como mínimo la media de lo que invierte en España por cada ciudadano. Actualmente, el Gobierno de España invierte 2.963 euros por cada ciudadano español pero, cuando llega a Canarias, invierte 2.753. O sea, 210 euros menos por ciudadano. Se está -siempre se ha estado- por debajo de la media de lo que el Estado invierte en lo que viene siendo España la de verdad, propiamente dicha, mayormente, o sea, de Gibraltar para arriba. Y eso, aceptando la chapuza de incluir la devolución del I.T.E. en la financiación, que es, como decía un amigo contable, cuadrar las cuentas por la bomba del tanque. En resumidas cuentas, que Canarias es la penúltima Comunidad Autónoma –por emplear la terminología imperial- en lo que hace a financiación por parte del Estado en cuanto a número de habitantes. Eso es lo que hay y eso es lo que han pactado “críticamente” –no se pierdan el cinismo- los chicos de Paulino en Madrid. Bien hacen en llamarlos incompetentes. Que estaban siempre dispuestos a poner por delante los intereses de Coalición ya lo sabíamos, ahora, lo de que no supieran sumar y restar es nuevo. Y los sociatas canarios envainándosela igual que tuvieron que hacer con aquel asuntillo menor de la LOTRACA 2, donde llegaron cuales bandos de paces a Ferraz y salieron paseados con la cabecita gacha por la Calle de Alcalá, con los nardos apoyados en la cadera y con otra nueva prueba de que el sucursalismo español manda menos en Canarias que Moratinos en Gibraltar. ¡Ay, Virgencita mía del Pino! ¡En qué manos estamos!