Recogemos aquí la parte final de la introducción del libro Canariedades. Textos para pensar una Canarias Otra. En esta interesante compilación pueden encontrarse quince textos de otros tantos autores y autoras, de diversa tipología, pero que comparten una mirada hacia las canariedades ciertamente novedosa sin dejar por ello de estar insertos de una manera u otra en la tradición del pensamiento crítico canario en las más variadas disciplinas. El libro está publicado en la Colección Alongues de las Ediciones Tamaimos y son sus editoras, Paula Fernández Hernández, Silvia Zelaya Álvarez y Roberto Gil Hernández, quienes escribieron este texto. El cuidado de la edición estuvo a cargo de José Miguel Perera.
Este volumen se organiza en ocho secciones que constan, cada una, de dos capítulos.
Excepcionalmente, los apartados primero y octavo contienen un texto literario a modo de apertura y cierre. El prólogo que antecede a esta introducción ha sido escrito por Carmen Marina Barreto Vargas, una de las mayores expertas del Archipiélago en sus procesos de representación cultural a través de los cuerpos, el patrimonio, el arte o la identidad. Junto al desaparecido Fernando Estévez González, esta antropóloga es responsable de la presencia en Canarias del pensamiento posmoderno, la teoría feminista y el giro descolonial.
¿Repetir la historia?, el primer apartado, contiene un relato del poeta y ensayista Miguel Pérez Alvarado. Se trata del texto La Caída, que narra un acontecimiento de suma importancia en la consolidación de las Islas como espacio moderno y colonial.
Nos referimos al ataque, a finales del siglo XVI, a la ciudad de Las Palmas por parte del almirante neerlandés Pieter Van Der Does.
En la segunda sección, Las Islas como perspectiva, se reflexiona sobre cómo el esencialismo se ha infiltrado en las representaciones más recurrentes acerca de la realidad insular. En el primer capítulo, Utopía insular de lengua impropia, Daniel Barreto evidencia la trama ambigua sobre la que se sostiene la fantasía de la insularidad. Para este filósofo es imprescindible evitar las representaciones totalizadoras hacia las que conducen determinadas expresiones filosóficas, literarias y artísticas sobre la condición insular, pues, en su opinión, estrangulan cualquier rastro posible de alteridad.
En el segundo, Crítica y teoría de la poesía canaria: una revisión incompleta, Paula Fernández Hernández traza una genealogía del pensamiento poético del Archipiélago a lo largo del siglo XX. A través del impacto generado por la crítica, esta filóloga analiza su recepción y contribución al campo de los estudios literarios.
En Sobre la pervivencia, el tercer apartado, se aborda uno de los fenómenos a los que más atención se presta al estudiar las canariedades: la sociolingüística. Rumen Sosa Martín es el autor del tercer capítulo, Canariedad y lengua amazigh: genocidio lingüístico y consideraciones en torno a la revitalización para la re-construcción identitaria. El historiador defiende que, pese a la pérdida de la lengua indígena, la tradición oral, la toponimia, la antroponimia y una parte del léxico actual pueden servir para impugnar el relato eurocéntrico en que se basa la canariedad dominante. Por su parte, en el capítulo cuarto, Glotofobia. Apuntes sobre el español canario, Iván Vega Mendoza reflexiona sobre el dialecto del Archipiélago. Según este traductor e intérprete, la variedad canaria está asociada a una percepción de informalidad, incorrección y estigma que responde a causas extralingüísticas enquistadas en el contexto español.
En Recreaciones, paradojas, secretos… damos por bueno el axioma que afirma que cualquier identidad está basada en reconstrucciones, contradicciones y silencios.
Por eso en Síntomas de algo. Canariedades y extranjeridades en literatura, arte, arquitectura, turismo y, tal vez, antropología, el capítulo quinto, Mariano de Santa Ana hace suya una definición de lo canario basada en su contingencia. Mediante una sucesión de ‘cosas’ imprecisas que reflejan la fragilidad de las identidades, este historiador del arte expone los límites de aquellas disciplinas entrampadas en su estudio.
En el capítulo sexto, Callaban sus cosas con tanto secreto. Guardar el rostro y desenmascarar la historia, Pablo Estévez Hernández opta por una fórmula igual de ambivalente. Según este antropólogo, a diferencia de los secretos personales, los secretos públicos son conocidos por la comunidad, pues constituyen una forma peculiar de conocimiento diseminada por toda la historia insular.
Marcadores de opresión está dedicada a revelar el antagonismo que opera sobre la población canaria a partir de ciertas jerarquías. El séptimo capítulo, titulado “Hay que ser risquera”. Reflexiones en torno a la canariedad, de Larisa Pérez Flores, combina la teoría feminista y la crítica descolonial a través de una metáfora que escenifica los límites del conocimiento. La filósofa emprende un ‘descenso’ hacia las profundidades que entraña el acto de nombrar, sobre todo cuando este se realiza desde una misma y sin obviar su propia identidad. Roberto Gil Hernández, en el capítulo octavo, La parte por el todo. El mestizaje como ficción racista en la definición de la identidad canaria, cuestiona la popularidad que han alcanzado las retóricas del mestizaje. Para el sociólogo, la colonialidad impregna conceptos como hibridez, transculturación y criollidad, volviéndolos insensibles al antagonismo inherente a su condición plural.
En Dispositivos y pedagogías nos hacemos eco de propuestas recientes para la construcción de alternativas en la representación del Archipiélago en dos ámbitos institucionales imprescindibles: la escuela y el museo. En Educación liberadora desde Canarias. Entre Manuel Alemán y Paulo Freire, el capítulo noveno, José Miguel Perera repasa las ideas educativas de Manuel Alemán a través de la pedagogía del oprimido de Paulo Freire. Este filólogo desarrolla algunos de los presupuestos con que ambos autores materializan su propuesta por una praxis transformadora. En el capítulo décimo, La difícil incorporación de lo africano en los relatos de la canariedad. El ejemplo de los museos y la esclavitud, Claire Laguian cuestiona el papel de estas instituciones con relación a la identidad. Para esta teórica de la literatura, son constatables sus dificultades para incorporar una visión de la esclavitud que no repita patrones racistas y sexistas.
Por su parte, Para resistir ofrece una visión de lo canario que incide en su significación como límite. Silvia Zelaya, en Control migratorio, racismo y canariedad.
Una aproximación antropológica, el capítulo décimo, propone una visión poco transitada de la identidad canaria. El objetivo de esta antropóloga es reflexionar acerca del modo en que se perciben, significan y reconfiguran las canariedades desde fuera, atendiendo especialmente a las nociones de raza, género y nacionalidad. En el capítulo décimo segundo, Las canariedades desde los canarismos, José Miguel Martín se detiene en un concepto de enorme actualidad: el canarismo. Este filólogo y antropólogo propone una lectura inédita del panorama político insular para redefinir su marco ideológico a partir de sus derivas probables.
Cumplir el deseo es el octavo y último apartado de este libro. Contiene una narración de la activista, artista e investigadora Daniasa M. Curbelo titulada La alzada.
En ella recupera uno de los marcadores anticoloniales más reconocidos del pasado de las Islas, planteando una visión distópica del Archipiélago en la cual la historia de la conquista se repite.
A modo de conclusión
Con este volumen pretendemos reafirmar un planteamiento: el presente es el único generador de pasado y futuro a nuestro alcance. Con plena consciencia de que las ideas que defendemos sobre Canarias ocupan un espacio marginal en su sociedad, abrigamos, como editoras, la convicción de que nuestras reflexiones pueden contribuir a la utopía que necesitamos. Hablamos de utopía como la entiende Manuel Alemán, esto es, como una “alternativa del futuro canario [que] no es una utopía imposible, irrealizable; no es una ensoñación. Es la utopía de la ‘verdad’ que, aunque ‘todavía no es’, está llamada a ser […] utopía de la canariedad” (Psicología del hombre canario, pp. 233 y 302).
En mayor o menor medida, a esta tarea se han dedicado en los últimos años las autoras y autores que aparecen en esta publicación. Con su inclusión en ella trazamos esta genealogía posible que pretende dar valor a todas y cada una de sus propuestas.
Poco importa que sus planteamientos sean aún ignorados por esa episteme anómala que todavía rige en el Archipiélago. Pese a su denegación, somos parte de esos restos que concretan el pensamiento canario, de su inopinada tradición. Con la esperanza de que estas páginas, pese a sus limitaciones, nos permitan vislumbrar la fuerza que las canariedades encarnan, publicamos este libro que atestigua que ya existe esa Canarias Otra hacia la que dirigimos nuestros pasos.