Publicado originalmente el 8 de agosto de 2014
¿Usted no tiene trabajo? ¡Porque no quiere! Hágase humorista canario con nuestras sencillísimas instrucciones y en seguida los Ayuntamientos correrán detrás de usted para ofrecerles galas en todas las fiestas. Y, ¡quién sabe!, a lo mejor hasta un programa en la Televisión Canaria. Siga usted los siguientes tres pasos sin saltarse ninguno. Ya verá cómo en pocas semanas es usted todo un ídolo del humor canario.
Primer paso: Coja unos cuantos personajes de barrio, sin apenas estudios, tirando a pobres,… Por ejemplo, un par de pibas que recuerden a un dúo de cantantes de reggaeton. Imprescindible que tengan nombre guanche. Con eso ya tiene uno medio chiste. Hace mucha gracia oír nombres como Chaxiraxi, Guacimara,… Si uno es humorista gráfico, por ejemplo, podemos dibujar un pibe fracasado de la ESO que se llame Ayose. Ahí lo clavamos.¿Quién sería tan atrevido de hacer humor sobre una chica de la Rambla Pulido, de nombre Covadonga, padres funcionarios “peninsulares” y que estudie en las Dominicas? Esa chica está llamada a grandes cosas en Canarias. Eso no tiene gracia. O, imagínense, un galletón que se llame Borja, que viva en Mesa y López, estudie en el Claret y pare por el Club Náutico. No, mejor centrémonos en chicas semianalfabetas. Si de paso puede meter algún rasgo tipo “embarazo adolescente”, “promiscuidad sexual”, “flirteo con el delito”, entonces ya tiene mucho camino andado. Y un gay, siempre hay que meter un gay para hacer chistes sobre el sexo anal o la pluma. La gente se explota con esas cosas.
Segundo paso: Ridiculice, exagere, distorsione su manera de hablar hasta el punto de que eso mismo se convierta en un chiste. Poco importa que nadie diga “palantre”. No dejes que la realidad te estropee un buen chiste. Usted haga que sus personajes lo digan y ya verá la catarata de carcajadas. Puede, por ejemplo, comparar canarismos (o cualquier burrada, da igual) con el habla peninsular. El público se estallará de la risa al darse cuenta de lo bruto que somos los canarios. Asocie “habla canaria” a torpeza, brutalidad, gandulería,… No se olvide de gesticular y chillar mucho. Todos sabemos que los pobres hablan así, mientras que la gente educada siempre usa el tono y el volumen correcto. Son ingredientes que no deben faltar si usted quiere realmente vivir de esto.
Tercer paso: Elija aleatoriamente elementos de la cultura canaria y simplifíquelos o retuérzalos de tal manera que acaben por parecer ridiculeces sin sentido alguno. Pruebe con la gastronomía o los deportes autóctonos. Por ahí hay mucho campo. Por ejemplo, si aparece un luchador, que sea muy pero que muy bruto. Casi un animal. Es importante que el mensaje quede claramente asociado en la mente del público, si no, no te van a contratar más. ¿Y cuál es el mensaje? Se resume en la siguiente sentencia: “Todo elemento popular canario es susceptible de ser ridiculizado de tal manera que al final la asociación ‘habitante de barrio marginal es igual a expresión de una cultura grotesca y atrasada’ quede bien instalada en la mente de la audiencia”. Si usted consigue eso, amigo mío, entonces no tendrá problemas de trabajo más nunca. Los políticos de todo signo andarán locos para contratarlo.
P.S: Estos pasos no van dirigidos a gente que se toma en serio el humor como Manolo Vieira o Juan Luis Calero.