De la gran riqueza del folklore musical canario no existe ninguna duda. Posiblemente sea uno de los más ricos del mundo, pues se conocen más de cien géneros folklóricos en nuestras islas. Uno de los más interesantes se conserva en la Isla de La Palma y recibe varios nombres: jila-jila, baile jilado, de las castañuelas, escarmenao y baile de los pastores.
Aunque no existe una constancia clara del origen de este baile, todo hace suponer que tiene relación con el romancero, pues al decir del Profesor Pérez Vidal, acompañaba a los romances de la isla, por lo que se deduce que se introdujo a principios del siglo XVI con los conquistadores de La Palma, época de máximo esplendor del romancero con los Reyes Católicos.
Don José Pérez Vidal, en su libro «El romancero de la isla de La Palma», nos dice: «De todas estas formas de romancear, la representada por el baile de las castañuelas era la que llevaba aparejada el romance de modo más inseparable. Este baile romancístico, que ya no se practica en la isla de La Palma, donde en algunas localidades, fue casi exclusivo hasta las primeras décadas del siglo XX (…) varios hombres en número siempre par, por lo común cuatro, colocados frente a frente, dos a dos, bailan sin cambiar de lugar, mientras con los brazos alzados repiquetean castañuelas. En el espacio comprendido entre los bailadores, las mujeres en número igual a la mitad de estos, danzan con suaves evoluciones, esquivando a los hombres en sus contenidos ademanes de acercárseles y simulando que hilan con movimientos de brazos y manos. Esta imitación de la casera labor del hilado es la explicación de que el baile de castañuelas se conozca también con los nombres de baile de las hilanderas, baile hilado o simplemente el de hila hila». (Esta descripción del baile se asemeja mucho a la de Echentive, con la única variación de que la realizan cuatro parejas).
Por tradición oral hemos recogido que se practicó en la mayoría de los pueblos de la isla de La Palma hasta comienzos del siglo XX (Barlovento, Breña Alta, Tijarafe, El Paso…), pero esas versiones han desaparecido. Donde único se conserva hoy día es en Fuencaliente de La Palma, donde, como en el resto de la isla, era un baile profano. Sin embargo, con la llegada al municipio de un sacerdote de Breña Alta en 1908, Don José Manuel González de la Cruz, quien lo introdujo en la iglesia, se bailó durante la Nochebuena en la Misa del Gallo hasta la década de 1960. Posteriormente se dejó de bailar, hasta la Navidad de 1986, momento en que el grupo local de Fuencaliente, Echentive, volvió a recuperar la tradición gracias a la información del tocador, Don José María Pérez Cabrera (87 años en 1986) y del bailador, Don Pedro Pérez Torres (82 años en 1986). El sacerdote no solo introdujo el baile, sino que cambió las letras de los romances por una letra alusiva a la navidad:
San José y la Virgen,
la mula y el buey
y el gallo pintado
de Santa Isabel.
Dicen los pastores
que vieron bajar
una luz del cielo
derecho al portal.
Esta introducción en la iglesia por parte del sacerdote antes mencionado ha hecho que en Fuencaliente se conozca también este baile como el de los pastores, el cual sigue realizando el grupo Echentive desde hace treinta años. Esta cristianización de ritos paganos ha sido muy recurrente en la iglesia católica a lo largo de la historia y en este caso concreto sirvió para conservar un curioso género folklórico que posiblemente se hubiera perdido, como ocurrió en el resto de La Palma.
Manuel Hernández Cabrera (Colectivo Etnográfico Echentive), para Creando Canarias
Bibliografía:
José Pérez Vidal: El Romancero de la Isla de La Palma. Cabildo Insular de Gran Canaria. Madrid, 1987.
Juan José Santos y Manuel Hernández Cabrera: Echentive, treinta años de historia. Colectivo Etnográfico Echentive. Santa Cruz de Tenerife, 2005.