Me estremezco con el siguiente titular del Canarias 7: “Un estudio revela que en Gran Canaria se lee poco”. Reconozco que, en primer lugar, pienso que puede ser un estudio de ámbito canario y me llama mucho la atención pensar que puede haber algo así como una clasificación de islas más y menos lectoras. Me adentro en el cuerpo de la noticia buscando los datos que sustentan un titular tan categórico. Vano intento. Se trata de otra noticia de titular con pies muy cortos. Apenas lleva uno leído el primer párrafo se da cuenta de que no hay gran cosa detrás de tal afirmación, más allá de juicios de valor, aseveraciones no demostradas y, cómo no, el tufillo autoflagelador típico en un país que se ha asignado a sí mismo, así, sin más, la coletilla de “a la cola de todo lo bueno y en cabeza de todo lo malo”.
Dice Larry Álvarez, Consejero de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, que en Gran Canaria “se lee poco y hay que leer más”. Nada tengo contra la segunda parte de la oración, la cual haría extensiva a todo el mundo. También en Madrid, Nueva York, Siam Reap y San Juan de Tucupita “hay que leer más”. Ahora bien, ¿de dónde saca el Consejero que se lee poco en Gran Canaria? Misterio. A pesar de que el cuerpo de la noticia está trufado de frases lapidarias como “es evidente que hay carencias en el sector [insular del libro]” ni un sólo dato se proporciona para sostener este tipo de afirmaciones. Sigue uno leyendo y se entera de que “El informe revela que el 16 % de las personas que acuden a las bibliotecas de la isla son jóvenes o niños, mientras que el 84 % restante son adultos”, lo cual es un dato interesante pero que indica más bien poco, sobre todo si “el perfil del lector grancanario se delimitará con más detalle cuando se conozcan los resultados de próximos estudios.” ¿Entonces? ¿Cómo “sabe” el Consejero que “se lee poco”? Casi con lo único bueno que uno puede quedarse de este atentado político-periodístico es con el anuncio de que “las estadísticas e indicadores que elaborará el Observatorio del Plan insular para el Fomento de la Lectura y la Escritura, que se constituirá en breve, se presentarán «cada seis meses» y se enviarán tanto al Gobierno de Canarias como al Gobierno de España.” Está bien que se dediquen esfuerzos públicos a conocer más y mejor los hábitos de lectura de una sociedad que, como cualquier otra, necesita de un constante encuentro con la cultura, la cual, de manera importante, sigue estando en los libros. Mejor estaría que, a la hora de devolver esa “información” a la sociedad, se tirara más de datos y menos de prejuicios.
Como está visto que leyendo esta noticia voy a aprender poca cosa, rastreo en Internet y encuentro el «Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros 2012» en el Estado español desglosadas por comunidades autónomas, realizadas por la Federación de Gremios de Editores de España. Nuestro país, Canarias, aparece situado prácticamente en la mitad de la tabla, sólo dos puntos por debajo de la media estatal y registrando, con respecto a 2011, una saludable mejora. Cierto es que las estadísticas estatales no están desglosadas por islas -para eso está el ISTAC- pero no creo que sea descabellado suponer que una isla como Gran Canaria, con una interesante red de bibliotecas y centro de numerosas actividades culturales, no se desviaría demasiado de esta media. Mala noticia para quienes piensan que Canarias siempre es la última en todo y que no tenemos remedio. Sí hay remedio y, entre otras cosas, pasa por leer más y mejor.