Este fin de semana los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria tienen la fortuna de poder asistir a una representación en vivo de la magistral película de Berlanga Bienvenido Mr. Marshall, obra cumbre de la sátira y el esperpento. Al igual que en la disparatada comedia del genial director valenciano, Las Palmas se transformará por unos días en un tablao flamenco de cartón piedra, copiará lo que malamente entiende por folclore andaluz y consumará el grotesco pastiche por quinto año consecutivo.
Otra vez el debate mentiroso del cosmopolitismo y la apertura al mundo; otra vez la estupidez del localismo frente al universalismo; otra vez las acusaciones de fundamentalismo a quienes disentimos y criticamos. Y otra vez a hacer el ridículo vestidos de faralaes y a disfrazarnos de lo que no somos. ¿Y por qué no una fiesta bávara con cerveza y codillo con chucrut? En Canarias hay fleje de alemanes, ¿no? Pues no. Por lo visto la multiculturalidad es ponerle alfombra roja a la visión franquistoide de lo andaluz, tan socorrida ella para subrayar el españolerismo que tanta falta nos hace a los canarios. La apertura al mundo es abrazar a ciegas el sevillanismo ramplón y simplista que nos vienen imponiendo de un tiempo a esta parte ciertas instituciones. Ahora lo moderno es travestirnos de una suerte de andaluces del sur y gritar ¡ole! por la calle.
Que sí, que los andaluces pueden celebrar su fiesta, y los senegaleses también, y los saharauis y marroquíes, y… Pero los únicos que gozan de este apoyo institucional son los de la Feria de abril, como si fuera algo nuestro, como si no fuera una copia burda y descafeinada, descontextualizada. Me opongo y digo no mientras la cultura propia se caracteriza por la precariedad y lucha por su supervivencia; no mientras se pierden músicas y bailes por el desinterés; no mientras no contamos ni con un museo que recoja las obras cumbre de nuestros artistas; no mientras la lucha canaria sufre un acoso institucional; no mientras la literatura canaria, clave en movimientos como las vanguardias, el modernismo o la literatura latinoamericana, es una perfecta desconocida; no mientras nuestra cultura es objeto de indiferencia y ocultamiento.
Y no por simple DIGNIDAD