Un buen amigo me envía un correo acerca de la continuación de las obras del Anillo Insular en la zona de El Reventón (Icod de los Vinos). Dos Canarias se enfrentan en este pequeño enclave del norte de Tenerife: por un lado, la que entiende el progreso como la acumulación de infraestructuras de dudosa utilidad aunque para ello haya que aniquilar el sustento vital de mucha gente, sus tierras, sus casas; por otro lado, la Canarias que se resiste a perder el hilo conductor con su pasado, sus raíces, la única forma de poder seguir siendo uno mismo en este mundo de constantes cambios. Esta misma tarde –ayer para el lector- se celebró en la icodense Plaza de El Amparo una concentración convocada por la Plataforma por un anillo insular alternativo, Asamblea por Tenerife y Ben Magec. En el momento en que escribo esta entrada no hay información en la red acerca del resultado de la convocatoria pero como mucho me temo que el tema va para largo, puesto que la sentencia firme en respuesta a la alegación de Ayuntamiento y Gobierno de Canarias sigue sin salir a la luz, habrá que seguir al tanto. En este contexto de crisis va a ser aún más complicado luchar contra la creencia de que hay que tragarse cualquier obra pública sin más porque es “el pan de nuestra gente”. Sin embargo, ahora más que nunca, será “nuestra gente” la que tenga que salir a la calle a repetir lo obvio: que fueron precisamente planteamientos como ése los que condenaron a nuestro pueblo a la miseria y la emigración. Es hora de cambiar y no repetir errores. Esta vez, la Canarias que defiende su tierra y no la destruye ni la malvende debe levantar la voz.