Quien escribe nuestros sueños
y anhelos es Pepa Aurora,
cotidiana inspiradora
del alma de los pequeños.
En sus relatos isleños
nunca hay rendición ni trueque;
que ese caudal no se seque
ni deje de transitar
entre la cumbre y el mar
como el viejo Guayadeque.
Cuando sus cuentos leemos
nuestra hacemos la impresión
de que sus páginas son
espejos donde nos vemos.
Oyéndola comprendemos
que le quisieran poner
Pepa Aurora a una mujer
que, no por casualidad,
donde hay tanta oscuridad
no deja de amanecer.