Cuando una persona es secuestrada, violada o retenida contra su voluntad y lejos de odiar al verdugo, se produce una reacción psicológica de un fuerte vínculo afectivo de la víctima hacia el opresor, a esto se le denomina Síndrome de Estocolmo. Pues a Canarias le pasa lo mismo. No es capaz de ver que le roban, le humillan, se olvidan de ella y sin embargo muchos canarios siguen queriendo y se sienten muy cerca del estado europeo, aquel que llegó hace ya más de 500 años a nuestras costas. Allá, donde en el gobierno no paran de salir a diario corruptos y pruebas de su saqueo sin escrúpulo a la teta de la cabra que mucha la genera, esas islas africanas perdidas en mitad del océano llamadas ultramar o equivocadamente sur de Europa. Lo mejor es que uno de los mamadores de la teta es “canario” por tener la mala suerte de que naciera en esta tierra, pero que como ya dice un dicho, “no hay cuña peor que de la misma madera” y en el caso de ese personaje, el dicho la clava.
Pero sigo muy preocupado por ver, que cuando llegan las elecciones, siguen ganando los mismos mamadores de los últimos 30 años y me doy cuenta que en Canarias, seguimos siendo los números uno en paro, educación, cultura, alimentación, pobreza, desigualdad y muchas cosas negativas más que si las escribo no caben ni en tres artículos. Espero que, poco a poco, este pueblo se quite la venda de los ojos y como en otros lugares del estado, empiecen a reclamar lo que es suyo y construir una sociedad con bases culturales, educativas, y así explicar la verdadera historia de este pueblo, desde los indígenas hasta nuestros días, para así formar un arraigo y raíz de quiénes somos y hacia dónde vamos, como otros pueblos ya llevan haciéndolo hace muchos años, y que por mucho que los estados opresores quieran evitarlo, si el pueblo quiere y está preparado, tarde o temprano superará el síndrome de Estocolmo rompiendo sus cadenas para sentirse libre. Con la crisis no sólo económica, sino también de valores, a todos los colectivos, asociaciones culturales, grupos y demás agrupaciones, sólo nos queda hacer por nuestro pueblo el trabajo de construir, hacer, enraizar, sembrar, alimentar, educar, inventar, establecer, y crear Canarias para que las nuevas generaciones no sufran ya, el síndrome de Estocolmo y este pueblo, no sea jamás fácil de engañar, como hoy en día pasa tristemente en este maravilloso lugar.
William Camacho / Creando Canarias