
Paola Llinares
La Fundación Canaria Tamaimos encargó a Paola Llinares, directora del programa Episodios Insulares en la Radio Canaria, un podcast que ahondara en la figura del mítico Hupalupa (Hermógenes Afonso De la Cruz). El mismo verá la luz el próximo 24 de junio, fecha del inicio del año nuevo para los antiguos canarios. Pensamos que a Hupalupa, que tanto amó y conoció a sus antepasados, le habría gustado.
El próximo martes, 24 de junio, ve la luz un nuevo proyecto de la Fundación Canaria Tamaimos. Se trata de Hupalupa, el hijo de Magec, un viaje sonoro que se propone rescatar del olvido una figura aún poco conocida para gran parte de la sociedad pero trascendental en la historia reciente de Canarias. Nos referimos a Hermógenes Afonso de la Cruz, más conocido como Hupalupa.
Este documental sonoro es más que un simple relato biográfico. Es una inmersión en una época de agitación política, cultural y social, y una reflexión sobre el precio que pagó quien se atrevió a salirse del guión macado por el franquismo y a plantear nuevas preguntas sobre la historia de Canarias. La historia de Hupalupa, un hombre que consagró su vida a recuperar la memoria identitaria del pueblo canario, se entrelaza con una Canarias que aún hoy arrastra las consecuencias de la negación de su pasado.
Quién fue Hupalupa
Hermógenes Afonso de la Cruz nació en Las Cruces, en el municipio tinerfeño de Garachico, en 1945. En plena dictadura franquista, cuando la cultura canaria permanecía silenciada bajo la opresión que impuso la dictadura, Hermógenes optó por la resistencia cultural. En los años setenta, mientras el Estado reprimía cualquier atisbo de disidencia política o cultural, Hermógenes, bajo el sobrenombre de Hupalupa, se convirtió en un apasionado investigador de la historia y las raíces indígenas del Archipiélago. Contribuyó a divulgar lo que aún se negaba, que el pueblo canario enraizaba con el norte de África.
Su activismo no se limitó a los libros. Fue, durante años, el brazo cultural del MPAIAC (Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario), liderado por Antonio Cubillo, una militancia que le llevó a prisión a finales de la década de los 70. Desde esta plataforma, Hupalupa entendió que una nación no puede caminar hacia su emancipación sin reconciliarse antes con su historia. Y en una sociedad que apenas conocía sus nombres antiguos, se propuso la titánica tarea de recuperar y divulgar el primer listado de nombres guanches.
Gracias a su trabajo, nombres como Yaiza, Ayoze, Garoé o Guacimara, comenzaron a resonar de nuevo en Canarias. Contribuyó a bautizar a toda una generación, regalándoles una conexión vital con la historia de sus antepasados, de los primeros pobladores de Canarias.
Pero el rescate de la cultura canaria no solo se limitó a los libros, Hupalupa se adentró en barrancos y cuevas rescatando piezas arqueológicas que, según denunciaba, estaban en peligro de ser destruidas, en un momento en el que las instituciones no se hacían cargo de su protección. Al tiempo que su casa se fue llenando de gánigos y otros objetos de un inmenso valor histórico, Hupalupa se convirtió en un referente al que acudía todo aquel que quería conocer más sobre el pasado canario.
En los años 90, poco antes de su amargo final, Hupalupa estaba en conversaciones con el que ahora conocemos como Museo de Naturaleza y Arqueología de Tenerife (MUNA) para donar su colección de objetos guanches. Sin embargo, algo se torció. Un día, mientras estas conversaciones estaban en marcha, las autoridades policiales irrumpieron en su casa, como si de un delincuente se tratara, arrebatándole todo el material que había rescatado.
Aquel hecho marcó su caída. Hupalupa nunca se recuperó de este último golpe. Arruinado, aislado y sumido en una profunda depresión, falleció en 1996, con solo 50 años. Dejó tras de sí una importantísima herencia cultural. Parte de ella se puede ver hoy en las vitrinas del MUNA bajo el título “Colección Hupalupa”. La otra es intangible, el orgullo de un pueblo que empezó a recuperar parte de su historia.
Un podcast para recuperar la memoria
A lo largo de tres episodios, de unos 30 minutos cada uno, Hupalupa, el hijo de Magec pretende rescatar del olvido la figura de este pionero, de contar su historia con la dignidad que no se le concedió en vida. A través de testimonios y entrevistas, con la producción de Ruyman Afonso, y de un exquisito trabajo de diseño sonoro, este podcast trata de abrir un espacio para la reflexión sobre el papel de la memoria histórica en la construcción de la identidad de los pueblos. Un trabajo que cuenta, además, con una magnífica música compuesta por Lajalada y Aníbal Llarena.
La de Hupalupa no es solo la historia de un hombre, es también la historia de la generación que despertó al escuchar sus nombres antiguos y un espejo para las generaciones actuales porque lo que Hupalupa rescató no solo es raíz, también es brújula.
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Paola Llinares, directora de Hupalupa, el hijo de Magec.