
“Si el turismo es la gallina de los huevos de oro, los huevos, aparte de estar casi todos en una misma cesta, se reparten muy mal. No es difícil intuir que muchos poderes económicos están mirando por su beneficio y no por el bien común, pero también es sencillo deducir una falta de voluntad política que raya el pasotismo”
El nuevo disco de Bad Bunny está teniendo un eco muy importante en Canarias. El cantante puertorriqueño dejó de lado las letras habituales y su nuevo trabajo tiene un alto contenido social y de denuncia. En sus letras alude a la turistificación, a la pérdida de reconocimiento de un espacio que cambia a golpe de especulación y a la emigración de sus jóvenes por la imposibilidad de vivir en su país. Ese país es Puerto Rico pero perfectamente podría ser Canarias.
Esa conexión entre el país caribeño y nuestras Islas no es la primera vez que se da, pero la crudeza de las letras de Benito Antonio Martínez Ocasio cayó en Canarias como una inspiración a todo el movimiento que está poniendo en duda el modelo económico, social, de desarrollo y de especulación del territorio que está imperando en Canarias. El periodista argentino, Martín Caparrós, argumenta que la migración es una solución individual a un problema colectivo. El ser individual abandona la voluntad de solucionar el solar en el que desarrolla su vida y emprende una nueva en otro lugar. Eso ha pasado y pasa en Canarias, Tamaimos es un claro ejemplo con todas las singularidades propias de cada caso.
Vivir en Canarias no es fácil a pesar de los eslóganes publicitarios. Es una carrera de obstáculos continua, con una mochila de piedras a cuestas, como enfatizó nuestro compañero Iván Vega en una mesa sobre la diáspora canaria en el Foro Bucio 2017. La salida, sobre todo para alguien medianamente formado, es la única solución posible si se quiere desarrollar de manera plena. Quedarse en Canarias es a veces una tarea titánica, repleta de voluntad y de resiliencia. Significa superar las redes clientelares, un sistema dirigido y un escaso y codiciado espacio laboral, donde no se caen los anillos para traer a una persona ad hoc para ocupar el puesto que podrías ocupar tú. Una práctica que, si bien no debiera de ser nociva, se convierte en devastadora ante la escasez de puestos cualificados en determinadas profesiones. En este punto, me quedo con una frase del recientemente desaparecido periodista, José A. Alemán, que afirmó que “en Canarias vale más tener conocidos que conocimientos”. Resume en buena medida lo que significa quedarte en Canarias y al menos intentar vivir dignamente en este país.
Partimos en todo momento de una situación de una persona con formación, recordamos que en Canarias estamos ante una situación histórica récord en cualificación de nuestra sociedad, hasta el punto de hablarse de sobrecualificación y de demasiados universitarios. Si ampliamos el foco, la situación social de pobreza es crónica. En los sucesivos informes AROPE desde 2015, Canarias está muy por encima de la media estatal de pobreza y considerablemente por debajo de la renta media estatal en este mismo periodo. En cuanto a la calidad de vida, el INE coloca a Canarias en la cola en este parámetro, que tienen en cuenta las condiciones materiales de vida, el trabajo, la salud, la gobernanza pública, derechos básicos, medio ambiente y educación.
En medio de todo ello, el PIB canario en el año 2022 supera los niveles prepandemia y se sitúa entre los que más crece de todo el Estado. Si hablamos de turismo, en 2024 se alcanzaron los 18 millones, mientras la facturación turística, todo ello según datos de Promotur, se acercó a los 20 mil millones de euros en 2023, superando con mucho los niveles prepandemia. Por último, un dato más: la población canaria creció un 34% en lo que va de siglo, lo que suponen 530.000 habitantes más. ¿Sube el PIB al ritmo de la población?
Esto se analiza con detalle, más cifras, entrevistas e interpretaciones, en el reportaje que abre la revista El Bucio número 4, a la venta en librerías y centros museísticos de Canarias. Además, fue el punto de partida de la conversación mantenida con Emma Colao y Lautaro Russo el pasado 23 de enero en la Biblioteca Pública del Estado de Las Palmas de Gran Canaria, en la que departimos sobre el bienestar y el malestar social en Canarias. Colao es la directora del Observatorio de Derechos Sociales de Canarias (Odesocan), cuyo objetivo es, entre otros, fiscalizar a la Administración Pública en el ejercicio de la garantía de derechos sociales para la población. Lautaro Russo, por su parte, es co-portavoz de Canarias Palante en Gran Canaria e impulsor del Observatorio Social Canario de la Fundación Canaria Tamaimos, que tiene como objetivo llenar el vacío de datos y análisis de los mismos en Canarias.
La conversación fue de mucho interés gracias al complementario perfil de las dos personas protagonistas. Se advirtió, como evidencian los datos, que Canarias tiene un problema de reparto de la riqueza. Este extremo lo reconoce hasta la ZEC (Zona Especial Canaria), que cifra en un 55% la riqueza turística que viaja fuera de Canarias. Sin ese desigual reparto, sin entender que el turismo no genera el bienestar que promete en la sociedad canaria, sin comprender que los presupuestos para atender debidamente los servicios públicos básicos no son suficientes, no se entiende lo anterior. Tampoco se entienden las movilizaciones del 20-A y el 20-O si no se comprende que, más allá de la defensa del territorio, de la petición de una moratoria turística y un control de la vivienda vacacional, hay una situación de precariedad social, laboral y económica, que incide en el acceso a la vivienda y en los proyectos personales y colectivos de toda una generación.
Si el turismo es la gallina de los huevos de oro, los huevos, aparte de estar casi todos en una misma cesta, se reparten muy mal. No es difícil intuir que muchos poderes económicos están mirando por su beneficio y no por el bien común, pero también es sencillo deducir una falta de voluntad política que raya el pasotismo. Si nos llenamos la boca hablando de sostenibilidad, de diversificación económica y de derechos sociales, mientras destinamos el dinero a seguir incidiendo en el mismo monocultivo turístico, es que no hemos entendido nada. O sí… Otro artículo de la revista El Bucio número 4 habla de otros tipos de turismo más sostenibles y con un mayor reparto de las rentas turísticas. Con esto quiero decir que no se trata de dejar de apostar por esta industria, pero hay que cambiar de abajo a arriba todo el sistema económico para que esta riqueza redunde en el bienestar social de la gente.
Toda esta situación de desigualdad social hace que Canarias se encuentre en el grupo de cabeza en el consumo de ansiolíticos del Estado. El consumo es desmesurado en Canarias como reconoce el propio Ministerio de Sanidad. Este hecho, a juicio de Emma Colao, no se puede desligar de la situación social, de un entorno lleno de personas que ven frustrados sus proyectos personales y colectivos, mientras seguimos atrayendo trabajadores foráneos y nómadas digitales. Una situación social, por lo tanto, con profundos rasgos coloniales y de dependencia que, a juicio de Russo y Colao, no se soluciona con un mero cambio de color político, como ya se ha demostrado.
Debimos tirar más fotos cuando los amaneceres eran eso y no sunsets, como dice una imagen producida por el influencer Ranchorocket. Esa exotización mientras la gente del país lo pasa mal, que inspira a Bad Bunny, es lo vivimos día a día en este país atlántico, ahí están los datos, ahí están las evidencias. No puede haber desarrollo social de una sociedad que se precie si las necesidades básicas están comprometidas. Lo que le pasó a Hawaii es, en cierto modo, lo que le está pasando a Canarias. En la revista El Bucio número 4 queremos aportar luz a este grave problema desde el pensamiento crítico. No nos valen las explicaciones simplonas, los discursos afligidos, hay que entrar a la raíz del asunto. Y, si este sistema no nos conviene, comenzar a construir otro desde sus cenizas.