Tengo que decir que no soy la persona más europeísta que hay en Canarias, ni mucho menos. El proyecto europeo se queda resentido cada vez que se tocan los intereses de las naciones poderosas. Ahí se repliegan y existe una Europa de dos, tres, cuatro y hasta cinco velocidades. Canarias se podría decir que está entre la quinta y la sexta… Pese a todo ello, es innegable la incidencia que tiene Europa sobre Canarias y el desarrollo de este país
Seguramente en el pasado ya habré citado aquel mítico poema de Francisco Tarajano, reconocido e insigne poeta grancanario. “La Europa que tú me ofreces / te puedes quedar con ella / que no es que yo la desprecie / es que no nace quererla / porque aventó las simientes / de esclavitudes y guerras / porque engañosa serpiente / pica cielo, mar y tierra”. De la relación de Europa y Canarias es lo primero que se me viene a la cabeza. Diría que puede llegar a calificarse como tormentosa en momentos de la historia. Conquista, colonización, lugar de exportaciones (e importaciones), crisis porque cambian los mercados, turismo masivo, maniobras militares…
Europa en Canarias representa todo lo bueno y lo malo, porque también es innegable el desarrollo del último medio siglo, aunque la entrada de Canarias en la Unión Europea tuviera algunos matices tormentosos. Como también la propia Europa es contradictoria. Hablamos de un continente que puede alumbrar una cultura digna de expandirse, a la vez que ejerce el colonialismo y el imperialismo más rancio. Lo mismo puede parir un proyecto duradero, unitario, basado en la paz y, por qué no decirlo, también en los acuerdos comerciales, que se esmera en cerrar fronteras, ejercer el racismo, esquilmar y expulsar sin piedad.
No soy yo la persona más europeísta del mundo, hay algo que me rechina en todo esto. Es un mero análisis histórico. Si cuando uno se identifica canario los hay que contestan que ellos son “ciudadanos del mundo”, cuando alguien se declara europeísta me siento en resguardarme en el mismo derecho. Porque existe el mundo más allá de las fronteras europeas, realidades distintas y formas de vida tan dignas y merecedoras de entablar alianzas. Y Canarias no tiene por qué cerrarse en las fronteras europeas, menos cuando estamos en África y tenemos unas históricas relaciones con América.
Pese a ello, no dudo la importancia de Europa en el marco actual de relaciones en el que está Canarias. Hablamos de fondos europeos para el desarrollo de modelos alternativos económicos (investigación, ciencia, energías renovables, desalación…), negociación de cuotas pesqueras, lucha por aumentar el margen de nuestras aguas o acuerdos comerciales para una exportación agraria sana y rentable. Podemos profundizar mucho más y hablar de la Ley de Residencia y su encaje en esta Europa, del reto demográfico o de la limitación de la compra de vivienda a extranjeros en Canarias.
La gran pregunta es quién está y quién puede estar defendiendo todos estos grandes temas en Europa, que son centrales para el devenir de Canarias. Seguramente sea ingenuo pensar que todo eso sea ni siquiera viable con el actual estatus de Canarias. Que no te engañen. Pero es que probablemente Europa sea el marco idóneo para exigir que muchos de estos temas sean tenidos en cuenta y, a su vez, se demuestre que el estatus actual de Canarias, comunidad autónoma de segunda, está obsoleto. Para empezar, contando con representantes propios en el Parlamento Europeo. Actualmente hay una circunscripción única en España y, aunque hay quien le hace gracia tener la posibilidad de votar al PNV, ERC o Bildu, más allá de la guasa, Canarias no está en todos esos espacios.
Aunque es jornada de reflexión, me atisbo a aventurar que muy probablemente no pasaremos de los dos actuales representantes canarios en Bruselas, cuyos dueños están en Madrid. Lo de Coalición Canaria es complejo, lo de Nueva Canarias sería casi una proeza. Punto, ahí se acaba la cuota canaria, más escasa que la del atún rojo. Y ojo, todo ello en un territorio con unas conexiones envidiables con Europa, que cada año recibe 16 millones de turistas de ese continente, con unas tasas de pobreza alarmantes (como buena RUP europea) y con una posición estratégica en los confines de la Europa menos europea.
Recientemente comparecieron en comisión parlamentaria sobre Reto Demográfico dos expertos, Paco Déniz, del campo de la sociología, y Eduardo Parra, del turismo. En esa comisión se habló de “colonialismo de nuevo cuño”. Hablando en plata, el desplazamiento de la población local para que el turismo se adueñe de la costa, las mejores zonas y las mejores viviendas, mientras los canarios no podemos competir con nuestros sueldos de miseria.
Si eso no es un tema “europeo”, que vengan Odín, Zeus y Júpiter, y lo vean. Las reglas del juego se están mostrando injustas. Empezamos los partidos con dos menos, nos roban los penaltis, nos meten los goles en fuera de juego, y no hay árbitros que nos protejan, porque la Federación dice que esas son las normas marcadas. Europa es importante. Para el presente de Canarias, para su desarrollo gracias a esos anhelados fondos, para negociar las cuotas, pero sobre todo, es vital para nuestro futuro. Porque nos podemos pegar otro medio siglo agotando un sistema de juego abocado a la derrota. Es curiosa la sensación; tener la certeza de que nos jugamos bastantes cosas, pero a la vez que no podemos competir.