La Consejería de Educación del Gobierno de Canarias ha decidido mostrar su compromiso estratégico con las enseñanzas vinculadas al patrimonio eliminando el Eje de Patrimonio Social, Cultural e Histórico Canario. Una medida tan inexplicable ha tratado de ser compensada –se han apresurado a explicar– por la vía de la creación de la figura del Coordinador/a de Patrimonio de obligada presencia en todos los centros educativos de la enseñanza no obligatoria a partir del curso 2024/2025.
Examinemos este asunto con detalle. Detengámonos antes un instante para deleitarnos en la descripción oficial del eje que se acaba de suprimir: “La educación en el conocimiento, el respeto y la valoración del patrimonio histórico, natural, social y cultural de Canarias contribuye a crear espacios y entornos más inclusivos y sostenibles. La transversalidad inherente a este eje temático contempla la presencia de contenidos y actividades relacionadas con el medio natural, la historia, la cultura, la antropología, la etnografía y otros hechos diferenciales del archipiélago canario. La educación patrimonial, asociada al estudio e investigación de esos contenidos, propicia que el alumnado conozca, valore y respete todos esos elementos, ya sea a escala regional, insular o local, de manera activa, directa y con la posibilidad de interpretarlos como patrimonio propio, en el marco de una cultura universal.” Hermoso, ¿verdad? Resulta difícil comprender cómo todo esto dejó de tener importancia como para dejar de existir.
En primer lugar, habrá que decir que el dichoso eje formaba parte de un conjunto de siete ejes que componían, a su vez, el Proyecto PIDAS (Proyecto de Innovación para el Desarrollo del Aprendizaje Sostenible). Bajo esa cobertura legal, lo que comúnmente se entiende como “contenidos canarios” –una denominación discutible– encontraba amparo y refuerzo por parte de la Administración educativa en forma de situaciones de aprendizaje, proyectos y actividades varias.
El profesorado que impulsara dichas actividades o situaciones de aprendizaje recibía un reconocimiento en forma de créditos de formación, lo cual no deja de ser una motivación. Ya existía la figura del coordinador/a, por cierto, también convenientemente reconocido, con una hora de dedicación semanal así como créditos por su tarea. Desde el 2020, este eje fue el refugio de la agonizante Escuela Canaria ante la desaparición del antiguo Programa de Contenidos Canarios en 2003 o 2008, según quién cuente la historia.
Esos siete ejes –siete, tenían que ser siete– se convierten en virtud de la resolución 375/2024 publicada el pasado 29 de mayo –mientras en muchos centros educativos celebrábamos el Día de Canarias– en cinco. Además, el texto establece dos ejes obligatorios (el lingüístico, de bibliotecas y radios escolares, así como el de las asignaturas que ahora se conocen como STEAM: ciencias, tecnología, creatividad y matemáticas). Quedan por tanto tres ejes opcionales: el de promoción de la salud y educación emocional; educación ambiental y sostenibilidad y, por último, el de arte, acción cultural y cooperación. El eje de Patrimonio queda volatilizado así como el de Igualdad.
Ante la contestación social, en buena medida animada por Tamaimos, la Consejería se ve obligada a aclarar que se creará la ya mencionada figura del coordinador/a de Patrimonio. Pretenden atajar así el escaso entusiasmo que, al parecer, generaba el anterior eje pues solamente un 44% de los centros educativos contaba lo implementaba en su proyecto de centro. He aquí una reflexión pertinente. Desde luego que la consejería no es culpable de todo. La ausencia de una preocupación profesional por esta problemática está más extendida entre el gremio docente de lo que nos gustaría a muchos. Sin embargo, no queda demasiado claro cómo la eliminación del Eje de Patrimonio Social, Cultural e Histórico Canario va a contribuir a comenzar a solucionar este problema.
Otro punto que debiera suscitar cierta reflexión es el que el director general de Ordenación de las Enseñanzas, Innovación e Inclusión de la Consejería atribuya a la figura del coordinador/a la función de “coordinar los proyectos y planes que se lancen desde la Consejería”. A falta de un eje que coordinar, la materia a coordinar le será suministrada desde la administración. Deseamos con toda sinceridad que no se esté pensando en menoscabar la autonomía de los centros, un valor asentado en nuestro sistema educativo que redunda en la calidad del mismo.
Terminemos sin dramas. Hay solución y no es difícil de implementar. Es positivo que exista la figura de un/a Coordinador/a de Patrimonio por cada uno de los centros educativos de la enseñanza no obligatoria en Canarias. Sin embargo, sin un Eje de Patrimonio Social, Cultural e Histórico Canario que coordinar, la idea pierde bastante fuerza e interés. En Tamaimos defendemos que se restituya el antiguo eje, implementando las necesarias mejoras, y, sobre todo, que este adquiera la categoría de obligatorio, como sucede en el caso de los dos ejes ya mencionados.
Entonces empezaremos a creer que esta Consejería tiene como línea estratégica la defensa de las enseñanzas vinculadas al patrimonio y no estamos ante una ocurrencia, en el mejor de los casos, tan bienintencionada como ineficaz. Y entonces podremos dedicarnos a hablar de qué se entiende por patrimonio, qué lugar debe ocupar en la Escuela Canaria contemporánea y cómo podemos hacer para cumplir con esa responsabilidad que tenemos contraída con nuestro pueblo canario.
P.S: Si quieres firmar por la recuperación del Eje de Patrimonio Social, Cultural e Histórico Canario, puedes hacerlo aquí.