#1 Lo que salió el 20A a la calle fue el pueblo. No todo el pueblo pero sí parte indiscutible de él, en toda su diversidad y pluralidad, de la misma manera que las organizaciones y colectivos sociales no son el pueblo pero sí parte indiscutible de él. Las sinécdoques son necesarias en el acto de designar. No nos enredemos.
#2 La canariedad consciente, activa, militante, combativa… no es una reliquia que conservar en el mueble del salón, sino un poderoso instrumento para la transformación social sin la cual es imposible comprender lo que sucedió el 20A. En las nuevas canariedades que se están anunciando hay más herramientas para el cambio que en muchos de los antiguos manuales escritos en Europa en siglos pasados.
#3 Los elementos reivindicativos posmateriales no juegan un papel menor ni periférico en el 20A. Yerran el tiro quienes quieran volver a caer en el reduccionismo hiperconomicista de todos los marxismos que en el mundo han sido. Cuanto antes lo comprendamos, antes sintonizaremos y empatizaremos con las demandas democráticas. No solo de pan vive el hombre.
#4 Esto no quiere decir que debamos situarnos forzosamente en un plano metafísico y trascendental. Es bien evidente que las reivindicaciones materiales también juegan un papel central y deben ser correctamente identificadas y transformadas en propuestas audaces pero realizables.
#5 Hay que concebir el 20A, entre otras cosas, como una interpelación directa a la clase política y empresarial que han diseñado y construido el consenso que nos ha traído hasta aquí. Son el “ellos”, aunque nunca serán un “ellos” homogéneo ni inmutable. Tampoco nuestro «nosotros» lo será.
#6 Propongo llamar a esa amalgama de actores bastante más cohesionados de lo que les gusta admitir «el Bloque”, ya que la construcción les es tan cara a su propia entidad e identidad. Insisto en que no es un Bloque perfectamente acabado, sin fisuras. Tiene grietas y puede agrietarse aún más.
#7 Somos los de abajo. Y si no lo somos, queremos serlo. Somos mayoría pero sólo si somos capaces de delimitar el terreno y las normas del juego. Si jugamos a lo de siempre con las normas de siempre, seremos la minoría huraña de siempre. Para ello no hay que pedirle a la gente carnets de pureza ideológica ni pedigrí electoral. Basta con que sean o quieran ser de los de abajo.
#8 Es forzoso admitir que entre los de abajo, también habrá los de arriba. Deben surgir nuevos liderazgos y voces que manden obedeciendo. Si no están dispuestos a hacerlo, no pueden representarnos. El reto es la construcción y gestión democrática de esos liderazgos de forma que no se nos cuelen otros de más arriba.
#9 El 20A fue un estallido intergeneracional que aunó a luchadores y luchadoras de distintas etapas del activismo social. Sepamos conjugar esta enorme riqueza de tal forma que todo el mundo encuentre su justo acomodo.
#10 Por tanto, los jóvenes deben ser en buena medida los protagonistas de este momento ilusionante. Serán acompañados, aconsejados pero no tutelados, y jamás los convidados de piedra frente a profesionales de la militancia, especialistas en coleccionar derrotas. Confiemos en esta juventud maravillosa.
#11 La diversidad, la heterogeneidad, no es un valor menor. También se debe cuidar para que no sea arrasada por un uniformismo estéril a manos de autodenominadas vanguardias y microaparatos controladores de cualquier estallido de alegría popular. Nos quieren tristes y cuadriculados. Frente al burocraticismo, desborde popular.
#12 Nunca más movimientos, expresiones de lucha, que solo tengan en cuenta a Gran Canaria y Tenerife. Si tocan a una, tocan a todas. Si no nos salvamos todas, no se salva nadie. Aquí hay un pueblo y se respeta.
#13 Las demandas, para surtir efecto, deben transformarse en propuestas realizables, más allá de las consignas. En ese tránsito, también seremos transformados, ojalá que a mejor. Trabajemos para ello. Seamos conscientes de que no sólo va a cambiar el modelo.
#14 No se puede vivir en la movilización permanente. Toca bajar el balón al piso y reflexionar, aglutinar, organizar… Frente a la tentación del espontaneísmo, la constante medida de los ritmos, plazos y los objetivos para cada uno de ellos. Prudencia y audacia en función de los tiempos.
#15 El 20A no puede vivir constantemente del recuerdo del 20A ni convertirse exclusivamente en una experiencia virtual. Necesita dotarse de corporeidad y organicidad. En algún momento, habrá que juntarse, reconocerse, decidir, votar y continuar.
#16 En el 2027 volverá a haber elecciones y no faltarán quienes quieran convertir al 20A en una opción electoral. No caigamos en la ingenuidad. Afrontemos ese debate cuando toque, desde la fortaleza de haber construido un camino compartido, organización y experiencia acumulada. Entonces, ya se verá.
#17 El 20A debe asumirse como un espacio integrador no solo de numerosas sensibilidades de todo tipo en torno a unos elementos de consenso sino también como lugar de encuentro entre la gente canaria del interior y la gente canaria emigrada. No olvidemos a la diáspora.
#18 El 20A transita por las coordenadas del canarismo popular, tan necesario como en ciernes. No habitamos en un vacío ideológico pero no estamos reducidos a ideología, siglas, símbolos. Nos reconocemos en todo esto pero también estamos dispuestos a construir de la nada. Seamos pueblo antes que aparato.
#19 Seamos demócratas y transparentes hasta el paroxismo en nuestro funcionamiento interno. Al adversario, respeto y reconocimiento si nos concede lo mismo.
#20 Luchemos sin tregua para que el 20A no se convierta exclusivamente en un hito, una efeméride, sino que sea una experiencia de organización popular para construir una Canarias a la altura de aquella hermosa fiesta de gritos y banderas.