“Xa non temos fame, non imos calare.
Seguiremos rindo, seguiremos a loitare.
Viva a nosa historia, a nosa memoria.
A nosa cultura é a nosa maior xoia.”
Tanxugueiras, en “Cultura Crítica” junto a NAO y SonDaRúa
La vista desde el cenotafio de Fraga es la más interesante dentro de la trama urbana. Descansar la vista sobre el granito compostelano desde el Gaiás es una experiencia nueva cada otoño, el décimo ya que sumo a la cuenta transmarina y los que habrán de venir mientras no toque la lotería o un trabajo digno en el país, que a fin de cuentas viene a ser lo mismo. En el trayecto de vuelta a casa es habitual encontrar pintadas o carteles reclamando la independencia gallega en cualquiera de las dos ortografías del gallego. El ambiente de Compostela magnifica el trajín de las formaciones políticas de todo tipo, pero no es raro ver “Bandeiras da Patria”, aquellas con la estrella roja en medio de la franja diagonal azul sobre paño blanco, desperdigadas por toda Galiza.
Ahora que tenemos reciente el 22 de octubre no puedo evitar la comparativa, siempre odiosa, entre los dos países por los que transito. En mis últimos viajes a Las Palmas, puedo constatar como la Bandera Nacional Canaria va perdiendo espacios y visibilidad pública. Ya en el último viaje, la vi exclusivamente en una casa del barrio de Guanarteme. Una muestra de la preocupante situación del canarismo soberanista e independentista.
La diferencia más relevante es, evidentemente, la cuestión de la lengua, pues el tener una lengua propia, que hasta hace un par de años era más hablada que el castellano dentro de la Comunidad Autónoma de Galicia, es indicativo de un sentimiento de pertenencia y de unidad como pueblo difícil de conseguir sin ese elemento. Además, esto favorece la creación de un ecosistema cultural propio en el que se difunden ideas mucho más fácilmente que esperando al ambiente cultural centralizado de Madrid. La ausencia de un ecosistema lingüístico propio en Canarias implica una dificultad inmensa a la hora de conseguir educar en las cuestiones propias del país, pues las horas dedicadas a estudiar la literatura propia, el contexto de la misma o la historia de la lengua facilitan inmensamente la concienciación como pueblo y como sujeto histórico. Con la lengua propia encima de la mesa, acompañada de sus espacios en la enseñanza, la administración, la producción cultural y los medios de comunicación, es mucho más sencillo y accesible desplazar el centro de la discusión a las cuestiones propias del país.
Despejando la presencia de la lengua oficial de la ecuación, es lo propio proseguir con la diferencia geográfica mas relevante. Galiza es un territorio esencialmente continental, limitando con Asturias y Castilla y León, con ciertas diferencias en lo relativo a los límites de la nación gallega, y con un Estado independiente como es Portugal. La presencia de un estado con una lengua estatal muy semejante al gallego así como las conexiones y los movimientos migratorios con otras naciones parcialmente dentro del Reino de España, como Euskal Herria y Catalunya, hacen muy fluidas las comunicaciones y los intercambios culturales entre estas naciones, siendo comunes, por ejemplo, las galas promocionadas por el Instituto Camões portugués o los conciertos de bandas catalanas en festivales. Mientras, Canarias acusa un doble aislamiento, estando por un lado la insularidad inherente al archipiélago y por otro, una desconexión lingüística y emocional del contexto propio, pues en pocos centros formativos se promociona el portugués, el árabe (darija o hassania) o el tamazight como lenguas de intercambio cultural y económico con el ámbito geográfico del archipiélago.
En lo político, el soberanismo gallego, encabezado por el BNG, está definitivamente en uno de sus mejores momentos electorales, con la Xunta de Galicia a pique de caer hacia la izquierda, en un bipartito con el apoyo del PSOE. Sin entrar en futuribles, la realidad es que la formación encabezada por Ana Pontón está en un momento muy dulce como cabeza de la oposición y con participación en 3 de los 7 gobiernos de las grandes ciudades gallegas (Alcaldías de Compostela y Pontevedra además de la participación en el gobierno de Lugo). Esta movilización no es exclusivamente electoral, sino que viene acompañada de movimientos sociales muy potentes en cuanto a la intersección entre la cuestión nacional y diversas áreas.
Destacan los sindicatos CIG y CUT Galiza, la Mesa pola Normalización Lingüística, la Marcha Mundial das Mulleres, Avante LGBT+, la asociación estudiantil Erguer, las diversas organizaciones agrupadas bajo la Plataforma Eólica, Así Non y diversos centros sociales y asociaciones esparcidas por todo el país, por citar algunos ejemplos. La fuerza electoral del BNG viene de su presencia en los diversos movimientos sociales y en el diálogo con los mismos, pues así puede medir con seguridad el pulso del país.
En vista de los resultados electorales y las posiciones marcadas, las fuerzas de obediencia canaria presentes en el Parlamento autonómico (CCa y NCa-BC) no consiguen participar de los movimientos sociales canarios del mismo modo ni por asomo. Sin embargo, aunque parezca hasta el momento un paraíso para el soberanismo gallego, aún queda mucho trabajo para construir un sentimento nacional que lleve hacia una reclamación completa de la soberanía y el poder de las fuerzas españolas (y españolistas) es palpable y se deja sentir en el día a día de los movimientos políticos y sociales del país. También Galiza se enfrenta a un reto demográfico titánico, pues la juventud emigró y emigra por la falta de oportunidades y la población rural está muy envejecida y demanda muchos servicios, que deben ser ofrecidos con la mayor rapidez posible. La desindustrialización, la silvicultura de eucalipto y pino así como la voluntad del PP de convertir a Galiza en un territorio de atracción turística son los retos económicos más importantes en un nuevo ciclo legislativo que presenta grandes interrogantes a todo el arco político gallego.
Hecha un pequeño recorrido general del movimiento soberanista gallego en comparación con la realidad canaria, quisiera permitirme la licencia de recordarles a Amílcar Cabral: “se começamos a passar de um lado para outro, por toda a parte, para aprendermos as coisas, acabaremos por não fazer a luta na nossa própria terra. E o melhor terreno, a melhor escola é a nossa própria terra. Essa é que é de fato a grande escola.” Aprendamos de las experiencias ajenas, sí, pero sin dejar de construir las estructuras propias, adaptadas a nuestro contexto, nuestras metas y nuestras capacidades.